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sábado, 31 de diciembre de 2016

O TEDDYBÄR O TEDDYBÄR WIE TREU SIND DEINE ZÄHNE



KHÉ

Por algún motivo, a los alemanes de otros tiempos les gustaba disfrazarse de osos polares a la hora de hacerse fotografías. Pero qué puta locura es ésta Dios santo.

Sí. Mucho, mucho antes de las modas de Hinternek*, los hunos ya habían ido y habían vuelto. Dos veces. Y en blanco y negro. ¿Están hartos de payasos siniestros y mannequin challenges de chichinabo? ¡Pues visiten este fascinante universo de níveo pelaje, dientes afilados y esvásticas ocasionales!


- ¿Quién es el más gilipollas?
- Tú eres el más gilipollas.
- No, tú eres el más gilipollas.
ERROR: SOIS GILIPOLLAS LOS TRES


Ahora, gracias a la digitalización y los motores de búsqueda de páginas web, disponemos de más de sesenta quintillones de fotografías vintage hechas en territorio del Reich en las que, junto a grupos familiares, niños, niñas, bañistas, soldados nazis o túneles, aparece un señor o señora disfrazado de oso polar. Parecen muchas fotografías para lo que es, pero por lo visto es verdad: osos polares a cholón. El afán por ponerse en la piel de un Ursus maritimus, por denominarlo de alguna manera, surgió a finales del siglo diecinueve, alcanzó cierta notoriedad tras la primera guerra mundial (ahí los osos polares, al decir de los historiadores, no tuvieron un papel demasiado notorio), y se hizo prácticamente ubicuo en todos los frentes de la segunda, cuando mandaba el osezno bohemio. Tras la última conflagración global no paró la fiebre osuna: duró hasta finales de los años sesenta. Las fotografías abarcan pues un buen pedazo de la vida, el costumbrismo, la historia y la demencia teutónica moderna.

Osos polares de verdad almorzando.


El artista y filósofo Klaus Peter Speidel especula en el postfacio del libro de fotografías TEDDYBÄR sobre el origen y las razones de esta movida. Por lo visto, los osos polares eran hijos de Sigfrido que querían colocar fotos a las familias alemanas y para ello usaban el disfraz como un motivo, tan bueno como cualquier otro, para lograrlo. Una especie de exótico reclamo comercial para vender imágenes para el recuerdo en unas épocas en las que no era tan fácil ni barato hacer una foto. En efecto: quién puede resistirse a un retrato enmarcado de su Hermann o de su Helga en compañía de un tipo disfrazado de mamífero depredador de las nieves. Sin embargo, esta idea de Klaus Peter no explica todas las fotografías, y tampoco nos desvela el motivo del disfraz en sí. Maldita sea, hablamos de putos osos polares. Los osos polares nunca jamás han vivido en Alemania. Entonces, ¿por qué cojones osos polares y no criaturas típicamente bávaras como comadrejas, águilas, lobos o gorrinos? Eso no lo explican por ningún lado, aunque nosotros tenemos una puta mierda de teoría: en 1891, una mujer quiso quitarse la vida y lo hizo lanzándose al hábitat de los osos polares del zoo de Frankfurt. No hay mucha más información sobre este suceso; para ser honestos, solamente sabemos lo dicho. Pero es posible que ese incidente inflamara la imaginación de los alemanes hasta el punto de que el concepto "oso polar" adquiriera dimensiones mitológicas y pasara a formar parte del acervo popular de los comedores de salchichas. 

Frankfurt, 1891


O quizá es que simplemente les molaba aparecer en las fotos envueltos en maldito sudario blanco y peludo.

De entre las muchas fotografías de alemanes disfrazados de osos polares que inundan Hinternek hemos elegido unas cuantas para el disfrute de sus ojos. A algunos les divierten; a otros les aterrorizan por razones que en el fondo no desean averiguar. Pero una cosa es segura: pocas veces van a perder el tiempo de peor manera que echando un vistazo a esta mierda absurda.

Un TeddyBär abraza cariñosamente a una pizpirenta miembra de las Nationalsozialistische Frauenschaft.
Es difícil elegir: ¿cuál de los dos da más puto miedo?

¿Por qué hostias no salen corriendo los chavalillos?

Vacaciones, playa, sol, pantalones hasta más allá del ombligo,
oso polar: todo correcto

Die letzte Wunderwaffe

TeddyBär motorizado

TeddyBär en un bodorrio: adviértase el sombrero de copa

Checkpoint Charlie TeddyBär


Sus ojos negros, sin vida, de muñeca
relucen de amor

Esta simpática instantánea se tomó en los Alpes Bávaros en 1935.
Muestra a Eva Braun y a dos amiguicas en compañía de probablemente Heinrich Himmler.

Todas las fotografías de furries germanos vienen por cortesía de Retronaut.

Por cierto, el mayor experto mundial en este tema es Jean-Marie Donat, el editor de TEDDYBÄR, un coleccionista de fotos viejunas sin sentido que hace exposiciones en Arles. Este señor también ha dedicado su atención a fotografías de alemanes con la cara pintada de negro:

Su puta madre

* Que según algunos cascarrabias luditas unen en un mismo paquete la cretinez más extrema con la psicopatía más atroz & arrasan con la decencia y el buen gusto multiplicándose en los cerebros de las personas humanas como malévolos virus de la mente. Con lo majas que son.

lunes, 6 de mayo de 2013

LA GUERRA DE LAS GALAXIAS... EN EL DESCAMPADO DE TU BARRIO

Gracias a la página de Facebook de Aficionados a la Fantasía y a la Ciencia Ficción nos enteramos del trabajo del fotógrafo francés Cédric Delsaux. Este muchacho residente en París se dedica a hacer fotografía urbana realista (con vertederos, calles llenas de basura, perspectivas nocturnas de París...) en los que introduce motivos, personajes y máquinas de la franquicia de la Guerra de las Galaxias. El proyecto se llama Star Wars on Earth y aparece en su libro Dark Lens, y recibió el premio Bourse du Talent en 2005. El libro tiene un pequeño prólogo del amigo George Lucas, que no se pierde una.
 
 
El objetivo de Delsaux no parece ser el de rendir un homenaje a los incónicos personajes de la saga galáctica. Como todo artista que se precie, supongo que sus intenciones están muy lejos de las pajas mentales de fanáticos de R2D2 al uso (entre los que me hallo); según ha afirmado en alguna entrevista, su objetivo al representar droides de combate tomándose un descanso en un calle mugrienta de Dúbai o a un jawa en una chatarrería parisina cual trapero es mostranos cuán fácilmente puede confundirse la realidad con un universo ficticio que todos reconocemos. O algo así, algo posmoderno y guay, que de estas cosas no entiendo. Lo cierto es que las fotografías están llenas de un realismo extravagante. Son todo un canto de amor a la moderna era digital: