martes, 30 de julio de 2013

太平天國, PARTE II

Continuemos la tenebrosa historia de la Rebelión Taiping, que ahora entra en su fase letal. Dado que sucedieron todo de tipo de batallas, marchas, contramarchas, asedios, masacres, interludios tragicómicos y ejecuciones masivas, ha resultado complicado mostrar una línea narrativa que fuera más o menos comprensible. Aquello fue un caos donde intervinieron factores de todo tipo y lo único cierto es que murió gente a millones. No tenemos ni idea de qué fue exactamente lo que llevó a los chinos a matarse entre sí con tanta saña: eso se lo dejamos a los que saben.
 
Este mapa cutre muestra las áreas de gobierno taiping.
Fuente: Webring
 
En 1851, Hong Xiuquan, que se llamaba a sí mismo "Zhen" (significa "El Soberano" y resulta un apelativo muy modesto, no digan que no) y empezaba a reunir un harén de concubinas entre la población femenina de sus feudos, se encontró con el estadounidense Issachar Jacox Roberts. Roberts era uno de esos bienintencionados bárbaros extranjeros protestantes que estaban fascinados con la milenaria cultura china (aunque algunos aspectos de esa cultura, como el poder otorgado a los eunucos, les repugnaban) y que al mismo tiempo estaban molestos con los manchúes por lo que llamaban su "aislacionismo corrupto y xenófobo" (a nadie le gusta que le llamen Diablo Pálido del Otro Lado del Océano y cosas parecidas). Roberts y otros como él deseaban que el movimiento milenarista taiping triunfara: "He aquí la obra de Dios", escribió sobre la movida de Hong. "Alguien se ha sublevado entre los chinos y presenta al verdadero Dios para su adoración, expulsa a sus ídolos con mano firme y a él se están uniendo decenas de miles de personas". Roberts y otros misioneros no parecieron observar que los Qing estaban diciendo exactamente lo mismo de Hong, pero al revés, y no debemos olvidar a esa zorra llamada Realpolitik y que tanto juego da. A los extranjeros que se ocupaban de cuadrar las cuentas tratar con una China manchú y confuciana les resultaba desagradable: ¿no sería mucho mejor que el gobierno del inmenso país pasara a manos de un movimiento cristiano indígena, el cual sería mucho más, cómo decirlo, amigable para con los intereses extranjeros? Todos eran seguidores de Jesús Cristo, ¿verdad? Pero cuando el reverendo Roberts se encontró con Hong se horrorizó por lo que vio: he ahí un puto chino que afirmaba ser el hermano menor de Jesús, ¡y tenía concubinas! Ante tanta blasfemia, Roberts se negó a bautizar a Hong, y el movimiento taiping tuvo su primer revés en el frente de las relaciones públicas.
 
Volveremos a encontrarnos con el pobre reverendo un poco más más tarde.
 
5. 1851: la primera batalla.
Algunos la llaman la Batalla de la Montaña del Cardo y otros la Batalla de Jintian, por el pequeño pueblecito que había cerca de la montaña. Como sea, allí las tropas Qing superiores en número fueron derrotadas por los taiping y entonces a Hong se le fue la olla a Camboya. Tras hacer una ceremonia chunga en la que se proclamó nada más y nada menos que Mesías, empezó a distribuir cargos. De este modo, nombró ocho "reyes", que habían de ser sus comandantes de campo de batalla: el Rey del Norte, el Rey del Sur, el Rey del Oeste y el Rey del Este, a los que se sumó el Rey del Ala (?), un tal Shi Dakai que era un buen fichaje ya que su padre era un terrateniente ex-manchú podrido de dinero, y el del Escudo (el título varía según las traducciones), que cayó en manos de su primo, Hong Rengan. Rengan fue el segundo seguidor de Hong durante la formación de los Adoradores de Dios. Un poco más tarde, llegaron el Rey de la Paz y el Rey de la Bendición. Éstos últimos eran los hermanos mayores de Hong, que se habían subido al carro hacía poco.
 
Después, Hong empezó a tomarse en serio la lucha apocalíptica contra los demonios.
 
Prisioneras taiping esperando la ejecución, 1864.
Fuente: Executed Today
 
Tras la Montaña del Cardo, y ante el acoso de sucesivos destacamentos manchúes, los taiping se convirtieron en un enorme ejército de guerrillas que se movía por los campos y las montañas. Dado que los batallones Qing estaban formados por una mezcla militarmente absurda de campesinos reclutados a punta de pistola y mandos corruptos y cobardes, no es de extrañar que los manchúes perdieran batalla tras batalla y quedaran como unos inútiles de mierda. Cuando alcanzaban un núcleo poblado, los taiping por lo general no encontraban oposición y sus filas, formadas tanto por hombres como mujeres provistos de armas heterodoxas que iban desde fusiles de chispa a azadas, crecían en consecuencia. Cuando tomaron Yongan en 1851 eran sesenta mil. Cuando conquistaron Changsa en 1852 eran ciento veinte mil. A la hora de poner sitio a Wuchang en enero de 1853, eran más de medio millón. Y cuando superaron las líneas defensivas del ejército imperial que rodeaban Nankín (la "capital de China en el Sur") pocos meses después, ya eran dos millones de tarados repartidos por un territorio de millones de kilómetros cuadrados.
 
6. Qué divertido es ser un taiping.
A Hong Xiuquan, El Soberano, Padre Celestial y Rey del Cielo, entre otros títulos rimbombantes, no le gustaban las modas extranjeras como el opio y la homosexualidad. Así que prohibió el consumo de opio y condenó la homosexualidad. También prohibió la prostitución, el adulterio, las apuestas y el consumo de alcohol, bajo pena de muerte por decapitación. En contrapartida, se instauraron el comunismo campesino y otro tipo de jacarandosas diversiones: "Todos los muchachos deben asistir a la iglesia cada día, donde el sargento les enseñará a leer el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento, así como el libro de las proclamaciones del Soberano ordenado [sí, el panfleto Recomendaciones para exhortación de la época]. Cada Sabbat los cabos conducirán a los hombres y mujeres a la iglesia, donde ambos se sentarán en filas separadas. Escucharán los sermones, cantarán alabanzas y ofrecerán sacrificios a nuestro Padre Celestial, Rey del Cielo". Sí, señor. El Paraíso en la tierra o poco menos.
 
En marzo de 1853 los taiping conquistaron Nankín. Los números exactos de la matanza subsiguiente de habitantes de la ciudad difieren mucho, aunque parece existir un consenso en torno a los treinta mil cadáveres. Treinta mil ciudadanos, hombres ancianos, mujeres y niños, no soldados, cuyas cifras de mortalidad van aparte. El hermano pequeño de Jesucristo entró en la ciudad subido a un palanquín hecho de oro, y seguido por sus treinta y dos concubinas preferidas provistas de parasoles amarillos, el color chino de la buena suerte. Hong declaró Nankín "Ciudad Celestial" y tras intentar la conquista de Pekín, que fue repelida con horribles pérdidas de vidas por ambos lados, se instaló en el mejor palacio. Como era un revolucionario, aplicó la Muerte por Mil Cortes a los antiguos eunucos de la corte manchú de Nankín y los sustituyó por 2000 (dos mil) mujeres. Eran oficialmente conocidas como las "cuñadas del Rey Celestial" y llevaban la administración del palacio: unas pocas elegidas tenían el honor de, como se decía eufemísticamente, "limpiar la zona en torno al ombligo del Soberano". Especular sobre la naturaleza de las cuñadas se penaba con la muerte; y si las cuñadas se peleaban entre sí, eran decapitadas. Todo muy cristiano, como se ve.
 
Una pintura Qing de una serie de diez paneles que muestra
un momento de la derrota taiping en Pekín, 1855.
Fuente: wikipedia
 
Pero algunos detalles se mantuvieron. Los ciudadanos supervivientes estaban obligados a sobornar a los funcionarios taiping, tal y como había sucedido antes con los funcionarios Qing, para poder hacer cualquier cosa. Si funciona, para qué romperlo.
 
El reverendo Roberts acudió a la corte de Hong en 1855, poco después de la aniquilación de las tropas taiping en el norte en torno a Pekín. Tras atravesar aldeas arrasadas, campos agostados, zanjas llenas de muertos y multitudes hambrientas, llegó a palacio. Allí le obligaron a arrodillarse ante el Rey Celestial, al que describió así: "tenía una apariencia mucho mejor de la que yo recordaba, grande, bien formado, con un buen aspecto y un fino bigote negro". Antes de dejar que se marchara, el Rey Celestial ofreció al misionero baptista tres de sus cuñadas para que pasara un buen rato. Y eso que el tipo no había querido bautizarle
 
Pese a los considerables esfuerzos del Rey del Escudo, Hong Rengan, por mejorar la imagen de la Rebelión Taiping en el extranjero, la cosa estaba mal. No es sólo que el Rey Celestial cada día era más paranoico y obsesivo, sino que hubo un conflicto interno entre los Reyes del Oeste, el Este y el Norte que se saldó con una masacre. El Rey del Ala renegó del movimiento y se convirtió en un señor de la guerra freelance, y la corrupción rampante, los listillos oportunistas y la violencia indiscriminada habían sustituido el auténtico fervor religioso de los primeros tiempos. Aún con todo, Rengan, un hombrecillo que no estaba ido del bolo, siendo así una excepción notoria en el movimiento, tenía gafas y hablaba muy bien el inglés, el francés y el alemán, lo intentó.
 
7. Traca final.
Como hemos visto, Occidente en principio vio con buenos ojos la Rebelión Taiping: los cristianos apoyaban un movimiento cristiano en China, y los que manejaban el cotarro atisbaban grandes posibilidades de expansión económica. Pero en 1856 estalló la Segunda Guerra del Opio y los occidentales consiguieron generosas concesiones por parte del gobierno Qing, incluyendo lucrativos contactos comerciales en Shangái, ciudad portuaria que se convirtió en una espeluznante mina de oro para los bárbaros extranjeros. Para 1860, el apoyo occidental se trasladó a los otrora inmanejables y horribles funcionarios de la dinastía manchú, y los taiping se convirtieron en el Coco. Por poner un ejemplo del cambio de mentalidad, Karl Marx, que no se perdía una, había pasado de ensalzar a los taipings en 1853 ("La revolución china encendería la mina de la mecha sobrecargada del actual sistema industrial y provocaría la explosión de la crisis tanto tiempo preparada") a llamarles de todo menos bonitos en 1862 ("[Los taiping] son para las masas del pueblo una abominación todavía mayor que los antiguos dirigentes"). Por ello empezaron a proveer a los Qing de armamento moderno, incluyendo ametralladoras y lanchas cañoneras y soltaron a una tropa de mercenarios mayoritariamente procedentes de las Filipinas bajo el mando del general de la Unión Frederick Ward para repartir un poco de estopa. Y lo que es más importante: se encargaron de adoctrinar al obsoleto ejército imperial en los arcanos de la guerra decimonónica.
 
Frederick Townsend Ward.
Además de general del ejército estadounidense, fue
filibustero, buscavidas y comerciante.
Su paso por la Rebelión Taiping sirvió
de inspiración para la película
El último samurái.
Claro que en la peli de Tom Cruise
se cambiaron varias cosas,
empezando por el puto país.
Fuente: Wikipedia
 
Sin embargo, los taipings no se habían enterado del cambio de tornas y en 1862 no se les ocurrió otra cosa que marchar sobre Shangái. Su objetivo era lograr la captura de un puerto y con ello meter la cabeza en el comercio transoceánico, ya que según Rengan eso era lo que esperaban sus presuntos amigos extranjeros. Ni siquiera cuando las tropas anglo-francesas que defendían el perímetro de la concesión comercial comenzaron a pegarles tiros se olieron la tostada. Luego hubo una tormenta de nieve, cosa rarísima en Shangái, y las tropas imperiales salieron a presentarles batalla. Fue una escabechina. La Rebelión Taiping murió en ese momento.
 
Pero los taipings no sabían que ya estaban muertos, y sus enemigos Qing no pensaban tomar prisioneros y llegar a un acuerdo de paz, con lo que la matanza se prolongó dos años más. El Rey Celestial, Hong Xiaquan, murió en mayo de 1864 en su palacio de Nankín. ¿De qué murió? Unos dicen que se suicidó, otros que lo envenenaron, otros que unos demonios lo agarraron y se lo llevaron al infierno. El caso es que poco después, en mayo, ochenta mil soldados imperiales a las órdenes del general inglés Charles Gordon, aka "El Chino",  tomaron Nankín tras un largo asedio y se dedicaron a ejecutar de forma creativa a los taipings que no se habían prendido fuego a sí mismos. Más o menos murieron unas cien mil personas en una orgía de insana locura que algunos comentaristas actuales comparan con la inmolación de los davinianos de Waco pero a lo grande. También mataron a todos los hijos e hijas engendrados por el Rey Celestial, excepto al heredero de catorce años, que logró huir y esconderse en el campo por algún tiempo, disfrazado de campesino.
 
Poco después lo capturaron y lo mataron haciéndolo trocitos.

¿Cuáles fueron los efectos, el legado de la olvidada Rebelión Taiping? Los historiadores todavía discuten sobre ello, pero parece claro que no fue buena para China y los chinos. Tras diez años y pico de rebelión, los campesinos volvieron a ser sojuzgados, pero las guerras y los levantamientos habían debilitado demasiado el poder de los manchúes. En adelante, el Reino Medio se convirtió en un país débil, atravesado por hambrunas (el valle fluvial del Yangtsé quedó tan devastado que no volvió a ser productivo y capaz de soportar vida humana hasta un siglo más tarde) y presa fácil para el intervencionismo extranjero, empezando por Japón. Algunos creen que el juego del mahjong se inventó durante este período. Y Mao debió de tener en mente los acontecimientos de la Rebelión Taiping cuando inició su propia marcha hasta el poder en el siglo XX. Que resultó incluso más terrible para los chinos que el siglo XIX.

Triunfar en un levantamiento campesino es fácil si sabes cómo.
 
 Y eso es todo.
 

domingo, 28 de julio de 2013

太平天國, PARTE I

Se llama Rebelión Taiping; ocurrió en el siglo XIX, en la China de los Qing o manchúes; se le denomina guerra civil, conflicto armado criptoreligioso, revuelta campesina masiva, o a veces el segundo conflicto más horrible de la Historia después de la Segunda Guerra Mundial. Fue una gran matanza. Algunos historiadores contabilizan veinte millones de muertos durante ese conflicto, otros treinta, otros cuarenta. No todo el mundo la conoce: yo no la conocía hasta hace poco. Es una historia terrible. Chapoteemos en la sangre. Va a ser largo.
 
1. La China manchú, los diablos extranjeros y el opio.
Pekín, 1830. La Dinastía Qing gobernaba el inmenso territorio chino desde hacía más de doscientos años. Las élites (llamados los mandarines) eran cultos y refinados: elegían un emperador de pacotilla y se encargaban de dirigir y controlar y asfixiar el país desde el Palacio Imperial gracias a una burocracia monstruosa como la Hidra y un funcionariado hinchado como Gargantúa. Mandaban sobre unos cuatrocientos millones de personas, principalmente campesinos. También había una enorme cantidad de drogadictos locos por consumir opio. Intentemos explicar lo del opio. En aquella época los bárbaros extranjeros (portugueses, holandeses, franceses e ingleses sobre todo) comerciaban con los representantes comerciales de los Qing en la ciudad abierta de Guangzhou; los bárbaros extranjeros estaban interesados en obtener té, seda y porcelana, y al principio pagaban con dinero. Al mismo tiempo, introducían (casi sin pretenderlo) en el país todo tipo de ideas, tecnologías y comportamientos alienígenas que los mandarines reprobaban pero aceptaban porque había pasta por el medio. Por unos años la cosa se mantuvo así.

China en .gif más o menos durante el apogeo de los Qing.
Cantón es Guangzhou, y no aparece Nankín, que está como al lado de Sanghái.
Fuente: Voyages Photos Manu
 
Pero había un problema: al pagar en metálico por el té, la seda y la porcelana (los chinos no eran como otros no europeos y no se conformaban con baratijas de mierda) los bárbaros extranjeros vieron que no hacían negocio (un economista diría que China estaba extrayendo demasiada moneda fuera de Europa, y eso no se puede consentir, ¡demonios!). Entonces a los ingleses se les ocurrió que podían pagar con opio en vez de con dinero. A muchos chinos les pirraba el opio. Los hijos de la Gran Bretaña tenían mucho opio producido en la India, así que no costaría mucho llevar barcos llenos de opio hasta Guangzhou, sobornar a las autoridades portuarias y al funcionario imperial encargado del comercio con los pálidos diablos extranjeros (en teoría el comercio de opio estaba estrictamente prohibido), y dar a las masas obreras de la ciudad y del resto del país una droga estupenda que hace que uno no tenga ganas de nada. Excepto de consumir más opio. Pronto hubo una verdadera epidemia de opiómanos. Muchos chinos se escandalizaron, pero otros chinos se hicieron ricos. Por unos meses la cosa se mantuvo así.
 
Chinos dándole al opio.
Fuente: Alejandro Morandini
 
Entonces llegó el año 1839 después de Cristo o el mes sexto del año 4353 y un tipo llamado Lin Zexu. Se trataba del nuevo funcionario imperial encargado del comercio con los bárbaros. Era un hombre íntegro, respetuoso de la ley e insobornable. Pero a veces son malos tiempos para ser un héroe. De inmediato Zexu dio muestras de su terrorífica honradez yendo a la zona de Guangzhou donde estaban las misiones comerciales europeas (llamada eufemísticamente el Asentamiento Especial) con un grupo de policías, asaltando los almacenes y quemando unos diez mil arcones de opio. Al ver cómo se quemaban toneladas y toneladas de su valioso opio los bárbaros extranjeros se enfadaron mucho. Y si bien los chinos habían inventado la pólvora, la imprenta y los viajes transoceánicos, ahora eran los putos bárbaros quienes tenían las mejores armas. Estalló la Primera Guerra del Opio. Los bárbaros anglo-franceses vencieron con la gorra: emplearon la nueva ametralladora Gatling con inmejorables resultados matando a muchos chinos, y también aniquilaron una flota china y bombardearon salvajemente varias villas desde la costa. En 1842 la Primera Guerra del Opio terminó y en el tratado de paz subsiguiente los chinos declararon legal el comercio del opio y se comprometieron formalmente a dejar de llamar bárbaros a los europeos. Qué ironías tiene la Historia, ¿verdad?
 
No lo llames imperialismo, sino protección del mercado.
Fuente: Biografía e Historia
 
2. Memes religiosos bullendo en el caldero de la bruja.
China era mayoritariamente devota de Confucio o del Tao en lo religioso: los Qing habían sido confucianistas desde el mismo principio de su reinado. También había mogollón de budistas. El cristianismo, en su avatar nestoriano, era conocido en el país desde hacía mucho por influencia de los persas, y en el siglo XVII los jesuitas portugueses intentaron insuflar en el alma de los chinos la llama del catolicismo. Ambas modalidades tuvieron un éxito limitado, y el cristianismo se convirtió en la fe ocasional de chinos rarunos. Del tipo de gente que considera cool convertirse a una religión extraña. El tipo de gente que hoy se haría budista en Calella de Mar, o adorador del poder de los cristales en el CERN.
 
3. Hong Huoxiu, el hermano pequeño de Jesucristo.
Hong era un chino hakka que en 1837 tuvo una fiebres. Mientras estaba en la cama, tuvo un sueño muy extraño, que su familia consideró producto de la enfermedad. Soñó lo siguiente: estaba rodeado de demonios que querían matarlo y llevárselo al infierno. Pero él escapaba y se subía a un lujoso palanquín que se elevaba por los aires, llevándole al cielo. Una vez allí, señores magníficos ataviados con togas espléndidas le abrían en canal, y empezaban a cambiar sus órganos internos por otros órganos internos más puros. En esto, se le acercaba un hombre ataviado con una túnica excepcional donde había bordado un dragón negro, tocado con un sombrero enorme y provisto de una esplendorosa barba del color del oro. Hong comprendía que ese señor de señores era su verdadero padre. Su verdadero padre, mirándole apenado, le cogía de la mano y le explicaba que había demonios por todas partes: hasta allí, en el trigésimo tercer nivel del cielo, había demonios acechando. Hong pedía a gritos una espada para matar a los demonios, pero su padre verdadero le decía (paráfrasis): "También hay demonios en la tierra, hijo mío, y tu deber es acuchillarlos a todos. Vuelve con los tuyos, y recuerda: ahora no te llamas Hong Huoxiu, sino Hong Xiuquan. Con este nombre vencerás en tu misión". Después de esto, Hong se despertó gritando cosas raras sobre demonios, para estupor de su familia.
 
¿Quién era Hong? Un joven precoz, inteligente y algo inestable, hijo de campesinos pobres pero ambiciosos,  que en 1836 estaba en Guangzhou, con la intención de presentarse al examen de funcionario imperial. En la China manchú se elegía a los funcionarios mediante un examen basado casi íntegramente en la doctrina de Confucio. Resulta que mientras caminaba cerca del Asentamiento Especial se le acercó un bárbaro extranjero que de forma misteriosa iba disfrazado de chino. El bárbaro le tendió un folleto escrito en un chino por un chino, titulado Recomendaciones para exhortación de la época. El bárbaro extranjero era posiblemente un misionero norteamericano llamado Edgar Stevens, a quien le gustaba disfrazarse de indígena para diseminar el credo protestante. Y el autor del panfleto, un predicador itinerante llamado Liang Afa, ofrecía una interpretación china de la Biblia, dando nombres chinos a los nombres bíblicos  y otorgando resonancias confucianas a la exhortaciones de los santos. Los misioneros extranjeros consideraban recomendable soslayar las diferencias doctrinales entre las diversas formas de protestantismo (había misioneros baptistas, misioneros anglicanos, misioneros metodistas, misioneros presbiterianos y más) y centrarse en lo básico, ya que en caso contrario el chino medio se hacía la picha un lío. Recomendaciones para exhortación de la época es un texto sincrético, el intento de combinar dos doctrinas religiosas y dos universos culturales a golpe de fe. Un popurrí. Un batiburrillo. Una mezcolanza.
 
Hong, por lo visto, cogió el panfleto que le tendía el misionero americano bárbaro por pura educación. Suspendió el examen. Cuando regresaba abatido a casa, le echó un vistazo al folleto. Pronto se topó con la palabra hong (¡su nombre!), que significa "inundación". Intrigado, siguió leyendo la historia: hablaba de un dios vengativo, llamado Ye-huo-hua, el cual había ordenado la inundación del mundo para castigar los pecados de sus hijos. Ante la nueva coincidencia (huo significa "fuego") Hong Huoxiu sacudió la cabeza y se guardó el folleto. Por unos meses la cosa quedó así.
 
Hasta las fiebres de 1837. Cuando despertó de su pesadilla, adoptó el nombre de Hong Xiuquan ("rey celestial") y declaró que su padre era el señor maravilloso que aparecía en su sueño y no el pobre hombre que le miraba angustiado en la habitación. También dijo que su madre no era su madre y que sus hermanos no eran sus hermanos. En ese momento y en los meses posteriores, Hong fue observado con atención por su familia, amigos y vecinos, no fuera que le diera por coger una espada para matar demonios. Pero Hong se limitó a exigir que le llamaran Rey Celestial y, tras describir por extenso su experiencia onírica/alucinación/revelación tanto en prosa como en recargados versos, siguió con su vida. Intentó aprobar por segunda vez el examen de funcionario imperial, sin éxito; empezó a trabajar como maestro rural, pobre pero digno; se casó; tuvo un hijo.
 
Hong, modo épico.
Fuente: wikipedia
 
Por unos años la cosa quedó así.
 
4. Epidemiología de la creencia.
1843: ha pasado un año desde el fin de la Primera Guerra del Opio y el gobierno de los mandarines sigue dando muestras de debilidad, de descomposición interna, de corrupción rampante, de cobardía ante los putos diablos extranjeros. Hay revueltas, caos en las provincias, inundaciones y hambrunas en las tierras amarillas.
 
Y en 1843 un amigo íntimo de Hong llamado Li Jingfang leyó Recomendaciones para exhortación de la época, que el segundo guardaba en su casa sin haberlo leído por completo. Cuando terminó de leerlo, acudió a ver a Hong muy nervioso y exaltado y le pidió que lo leyera con atención. Entonces Hong leyó el texto de cabo y rabo y terminó comprendiendo toda la verdad. Y la verdad es básicamente que Ye-huo-hua (Yavhé) es el único Dios verdadero; que tuvo un hijo, llamado Jesús Cristo; y que él, Hong Huoxiu, luego Hong Xiuquan aka Rey Celeste, es el hermano chino de Jesús Cristo. Tal y como indicaba su sueño, que no era un sueño, sino un mandamiento divino para combatir a los demonios.
 
Los demonios, como ya habrán adivinado, eran los seguidores de Buda y Confucio. Los demonios eran los Qing.
 
¿Fue un mandamiento de Dios o una alucinación? ¿Era Hong el tentáculo chino de Yavhé en el Oriente? ¿Nacía una nueva religión? ¿Estaba loco como una puta cabra? No lo sabemos. Sabemos que bautizó a su amigo Li Jingfang siguiendo las confusas instrucciones de Recomendaciones para exhortación de la época y luego fabricó dos espadas de hierro de un metro de largo, una para él y otra para Li, que usarían para matar demonios. Se llamaron a sí mismos los Adoradores de Dios y comenzaron a destilar un credo que mezclaba el Apocalipsis de San Juan, Confucio y las alucinaciones de Hong. Por una de esas cosas que tiene la vida, el potaje resultó atractivo a muchos chinos. Poco a poco, otros familiares y amigos suyos empezaron a unirse a su congregación, organización, culto, locura o como queramos denominarlo. En un par de años el virus ideológico había contagiado a muchos campesinos, sobre todo de la etnia hakka, de los alrededores, y la autoridades confucianas comenzaron a recelar. Sobre todo cuando el autodenominado Taiping Tianguo ,太平天國, el "Reino Celestial de la Gran Paz", que ya contaba con unos diez mil efectivos, se trasladó a la montañosa provincia sureña de Guangxi. En Guangxi había muchos hakka y mucho descontento con los manchúes. Allí, en un lugar donde predominaba la población hakka, los manchúes eran vistos poco menos que como opresores extranjeros. Incluso hablaban una lengua diferente, el mandarín, y por lo visto eran corruptos hasta un grado que convierte al PP español en un grupo de alegres boy scouts.  El mal rollo aumentaba día a día. Pronto multitudes de taipings comenzaron a molestar a funcionarios imperiales, cortándoles los copetes, y a montar algaradas en las puertas de los templos. Hong no paraba de predicar, y sus ideas, vistas hoy, no carecen de atractivo: únicamente la armonía y la paz podrían salvar a China; los hombres y las mujeres son iguales; todas las propiedades deben ponerse en común; los pajaritos cantan y el cielo es azul y todo es maravilloso.

Funcionario Qing con su copete y su riqueza.
A su lado, una concubina.
Detrás, un bárbaro extranjero con pajarita.
Fuente: Cuaderno de Retazos
 
Pero al mismo tiempo Hong empezó a hablar de sí mismo en tercera persona y sus agentes comenzaron a hacer acopio de pólvora (Guangxi estaba llena de minas, y en las minas había muchos mineros sojuzgados por el poder manchú lo bastante cabreados como para robar cargas de dinamita). El Reino Celestial de la Gran Paz se preparaba para la guerra.
 
Continuará...
 
 
 
 

martes, 23 de julio de 2013

EVENTOS LUMINOSOS TRANSITORIOS

Los Eventos Luminosos Pasajeros o descargas súper atmosféricas o relámpagos retardados (más conocidos por sus siglas en inglés, Transient Luminous Events o TLEs) son luces que se ven los cielos cuando hay tormenta y son raras de cojones. Hablemos de ellos.

Aunque había meteorólogos que predijeron ya en los albores del siglo XX que en las regiones superiores de la atmósfera es muy probable que se den fenómenos eléctricos en el transcurso de las tormentas, lo cierto es que la comunidad científica pasaba del tema. Se supone que uno cree en lo que ve, y ningún científico que se preciara de serlo había visto nada más raro que un rayo en bola (que ya es raro). Y así se quedó la cosa, pese a que de vez en cuando pilotos militares que volaban a gran altitud sobre los cumulonimbos negros decían haber visto luces extrañas ahí arriba, destellos enormes con aspecto de medusas rojizas, rayos horizontales azulados y acumulaciones parpadeantes de bolitas luminosas, entre otras fantásticas figuras. Dichos fenómenos se caracterizaban por su rapidez: aparecían y desaparecían en un parpadeo y uno no siempre estaba seguro de haber visto algo en realidad. No les hicieron caso y los informes solían acabar en los cónclaves de los ufólogos, que los interpretaban como objetos voladores no identificados, probablemente las luces de posición de una nave nodriza de Zeta del Retículo.

Hasta que en 1989 unos científicos de la Universidad de Minnesota que estaban probando un nuevo tipo de cámara grabaron accidentalmente un extraño y enorme destello muy por encima de las nubes y se quedaron con cara de ababol.

Espectro Rojo disipándose.
Fuente: Wired Science

Amigos, la atmósfera de la Tierra se divide en varias capas. Según la temperatura, estas capas se llaman, ordenadas según su proximidad a la superficie, troposfera, estratosfera, mesosfera y termosfera. Digamos que la troposfera acaba a unos diez kilómetros de donde está usted sentado leyendo esta mierda, y entonces empieza la estratosfera, que termina a unos cincuenta kilómetros, y después la mesosfera, que alcanza más o menos los cien kilómetros, y ahí está la mesosfera, que en teoría termina allá donde los astronautas de la Estación Espacial Internacional hacen el gilipollas en gravedad cero. Dato: los fenómenos eléctricos por todos conocidos y que se llaman rayos ocurren en la troposfera. Fin del rollo.

Bien, lo que sea que grabaron ocurrió más o menos a la altura de la mesosfera, a unos ochenta kilómetros por encima de sus cabezas, y duró centésimas de segundo. Fue descrito como una gigantesca explosión de luz de la que manaban por la parte inferior estrechas estructuras relampagueantes. Los estudiosos del cielo no tardaron en hacerse con cámaras de alta velocidad, capaces de registrar eventos muy, muy transitorios, y enfocarlos a las alturas. Hay que tener en cuenta que incluso  una cámara capaz de registrar unos mil frames por segundo (fps) se pierde cosas (la cámara que registró el primer TLE tenía esa velocidad, que es unas dieciséis veces superior a la de las cámaras de vídeo convencionales). Actualmente se emplean aparatos que pueden registrar 10000 fps para estudiar los TLE. En fin, tal y como ocurrió con el telescopio, que abrió los ojos a la humanidad a las maravillas y horrores del universo, y con el microscopio, que hizo lo propio con los secretos del universo interior, ahora la técnica revelaba un nuevo bestiario de fenómenos desconocidos.

Tipos de TLEs
Fuente: Wikipedia

La primera luz mesosférica se bautizó como "Espectro", y muy pronto surgieron variantes: tenemos también los "Duendes" y los "Chorros". Y los Chorros se dividen a su vez en "Bujías azules" y "Chorros Gigantes". Parecen unos nombres bastante curiosos para tratarse de asuntos científicos, pero el consenso general coincidía en el hecho de que era necesario dar un nombre al nuevo fenómeno que fuera solamente descriptivo. No podía ser un nombre que aludiera a sus mecanismos causales porque dichos mecanismos causales no se conocían. Eso es ser sincero. Y además términos como Espectro o Duende dan una idea del carácter fugaz y numinoso de estos "flashes ópticos evanescentes", por citar las palabras de los investigadores del Laboratorio de Muy Baja Frecuencia de la Universidad de Stanford que se encargan de estudiarlos (entre otras muchas instituciones académicas de todo el mundo).

(a) Primer Espectro grabado en vídeo (1989); (b) Primer Espectro
grabado en color (1995); (c) Primer Duende grabado en vídeo (1992);
(d) Una de las primeras grabaciones de una Bujía Azul (1995);
(e) Una de las pocas imágenes de un Chorro Gigante (2002).
Fuente: Universidad de Stanford

Los Espectros pueden adoptar varias formas, incluida la de Medusa Alienígena Gigante, son de color rojo, azul o verde pálido, frecuentemente se ven precedidos por un halo rojizo, y abarcan amplias porciones del cielo (entre cincuenta y ciento cincuenta kilómetros). Son los TLEs más frecuentes (se han visto decenas de miles de veces), surgen en la mesosfera y en ocasiones están implicados en la caída a tierra de globos estratosféricos de investigación. Aparte de eso son bonitos e inofensivos espectáculos extravagantes de los cielos. Los Duendes proceden de la palabra inglesa elves y "elves" es el acrónimo en inglés de Emissions of Light and Very Low Frequency Perturbations from Electromagnetic Pulse Sources (no, no me apetece traducirlo). Un Duende típico (se han visto muy pocos, y siempre desde el espacio) tiene el aspecto de un enorme grumo de luz de unos 300-400 kilómetros de anchura, puede que sea de color rojizo, y vive durante más o menos un milisegundo. Y los Chorros (o Jets), al contrario que los Espectros, se proyectan desde la cúspide de las nubes de tormenta y se extienden, adoptando la forma de un cono estrecho, unos cincuenta kilómetros hacia arriba o más. Siempre son de un brillante azul, pero se despliegan de dos maneras: las Bujías Azules son cortas y de vida muy breve; y los Chorros Gigantes son mucho más grandes y gruesos, y pueden aparecer en parejas (aunque sólo se han visto ocho de éstos desde que se descubrió el primero en 2001) y viajar a velocidades superiores a los 50000 metros por segundo. Los meteorólogos sospechan que las Bujías son Chorros Gigantes abortados, y que los átomos de nitrógeno tienen que intervenir ya que cuando se excitan al chocar con electrones arrojan una línea de espectro de ese precioso color azul. Aparte de eso, poco más se sabe sobre los TLEs, y la cháchara sobre electrones, pulsos electromagnéticos y plasma ionizado marea.

Si tienen la suerte de ver un Espectro Rojo pidan un deseo.