sábado, 7 de junio de 2014

NEURONAS ESPEJO, SECRETO JARDÍN

En los últimos años, un descubrimiento fisiológico en cerebros de macacos se ha ido convirtiendo poco menos que en el Santo Grial de las explicaciones neuromecanicistas del comportamiento humano, sobre todo del comportamiento emocional humano, si es que eso tiene sentido. Se trata del "sistema de las neuronas espejo" o  neuronas especulares, que dicen en la Wikipedia.
 
Son unas neuronas que presumiblemente activan comportamientos de imitación en macacos.
 
¡Las neuronas espejo también explican el contagio de los bostezos!
 
Sí: es un dato bastante curioso. Y puede que tenga cierta importancia. Por ejemplo, en este blog, de los muchos que se han hecho eco del asunto, hablan de ello.
 
No dice nada malo. Los datos de inicio, por lo que hemos podido averiguar, son correctos. Pero permítannos llamarles la atención sobre el párrafo que dice: Además, las neuronas espejo, desempeñan un papel fundamental en la psicología, en lo relacionado con la parte comportamental, como es la empatía, el aprendiza[je] por imitación, la conducta de ayuda a los demás, etc. demostrando una vez más que somos seres sociales. Añadamos que las neuronas espejo se han aducido como la clave que nos explicará las causas del autismo.
 
Aquí es donde la autora del blog, en nuestra opinión, puede estar equivocada. No obstante, creemos que ese posible error no es culpa suya. Creemos, es más, estamos absolutamente convencidos, de que ese posible error ha sido causado por el punsetismo. Si tienen ganas, pueden echar un vistazo a este vídeo, en el que el insigne Eduard Punset  perora sobre las puñeteras neuronas espejo y todas las maravillosas implicaciones que tienen para nuestra comprensión de lo chachi-piruleta que es la mente humana.
 
Abundando todavía más en los "fantásticos poderes" de las neuronas espejo tenemos a la vástaga de Punset. Elsa, en los diversos foros mediáticos que tiene a su alcance, no se cansa de repetir alegres y tranquilizadoras consignas sobre la "empatía" apoyándose en, ejem, ¡unas imágenes de resonancia magnética obtenidas del tejido cerebral del lóbulo de un macaco y un par de experimentos de imitación! (experimentos que llevan haciéndose desde principios del siglo XX). En este blog del periódico ABC pueden leer la doctrina de Elsa desencadenada. Dejando de lado el dibujo de Elsa y el león, verán un resumen del tinglado de la "inteligencia emocional", una rama de la Venta de Humo (en nuestra opinión) que se centra en los supuestos beneficios que se originan al "gestionar" nuestras "emociones". Elsa Punset, apoyada por el prestigio que tiene su padre, un prestigio que le convierte en la fuente número uno de información sobre ciencia en Hispanistán, se lucra con estas cosas raras. Así de simple. Cobra dinero por decirle a la gente, entre otras cosas, que la "capacidad para ponerse en el lugar de otras personas" procede de "nuestras neuronas espejo", que han supuesto una "revolución" en la "comprensión científica de la mente" (no son palabras exactas de Elsa; lo entrecomillamos porque probablemente sean chorradas. La verdad es que estamos siendo bastante chungos. Lo sentimos).
 
Pero no es tan sencillo. Por favor, echen aunque sea un somero vistazo a este artículo, publicado por los Institutos de Salud de Estados Unidos online y gratis. En dicho artículo, un artículo realmente científico revisado por pares, un neurofisiólogo llamado Gregory Hickok repasa la historia del descubrimiento del sistema de neuronas especulares en macacos y su posible importancia en seres humanos, y llega a esta conclusión: la importancia en macacos es problemática, y en humanos no está demostrada. Afirma asimismo que la importancia otorgada al sistema de neuronas espejo es como poco altamente especulativa, y adolece de la comprensible necesidad de las personas de encontrar una explicación única y omnicomprensiva a problemas muy complejos, en este caso, cómo actúan los mecanismos de la imitación en simios y el hecho de que la imitación pueda ser el origen de los comportamientos. O en otras palabras, lo que viene a decir es: "Aún no sabemos casi nada, es preciso investigar más".
 
Hickok no dice mucho sobre "empatía" o "gestión de emociones". No habla de "revolución científica". No nos dice lo que tenemos que hacer para ser felices y vivir una vida plena, porque no lo sabe. No afirma que un experimento ha demostrado que somos "seres sociales". Se limita a exponer las evidencias, y separa las evidencias de las hipótesis, y dada una hipótesis (que las neuronas espejo pueden aplicarse a seres humanos) ofrece datos que la contradicen. Se limita a hacer su trabajo. Claro que es evidente su escepticismo hacia dicha hipótesis, pero fundamenta ese escepticismo. Es honesto intelectualmente, o eso creemos.
 
O quizá suscriba otra teoría sobre la mente o el cerebro, y eche pestes sobre las neuronas espejo por una mera cuestión "emocional".
 
Pero no lo creemos. No queremos ser dogmáticos, ni soberbios, pero consideren el abismo entre la verdadera investigación y lo que nos venden como "descubrimientos trascendentales" en los así llamados "medios de comunicación de masas". Internet, la tele. Hay una tendencia a la hora de comunicar un descubrimiento científico (en el campo de la neurociencia y muchos otros), a 1) ignorar por pereza, desconocimiento o mera prisa las complejidades del tema; 2) obtener un titular rimbombante (LAS NEURONAS ESPEJO EXPLICAN LA EMPATÍA, por ejemplo) que desvirtúa por completo el trabajo realizado y se convierte en lo que nosotros, el gran público, conocemos por defecto; y 3) lo que es peor, se da carta blanca a los vendedores de aceite de serpiente para que se forren con un popurrí que "suena bien" basado en simplificaciones y en datos no concluyentes.
 
Joder, ni siquiera sabemos qué hostias es la "empatía", si es que es algo más que una palabra vacía para designar lo que nos salga de los cojones.

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