sábado, 18 de octubre de 2014

DE MURCIÉLAGOS Y HOMBRES (Y VIRUS)

Está sosteniendo un murciélago de la fruta en las Filipinas.
Y SONRÍE
The featured creature
 
Nota 1: actualmente se conocen cinco cepas (o especies) de ebolavirus: la Zaire es la puta superestrella homicida de 2014, y luego tenemos la cepa Sudán, la cepa Taï Forest, la cepa Bundibugyio (todas las cuales también infectan a seres humanos) y la cepa Reston (que no lo hace: solo jode a los macacos y otros monillos). Los ebolavirus pertenecen a la familia Filoviridae junto con los géneros marburgvirus y cuevavirus; esta familia añadida a otras (Bornaviridae, Nyamiviridae, Paramixoviridae y Rhabdoviridae, cada una con diferentes especies víricas de lo más diverso y hostil) está incluida en el orden Mononegavirales. Por lo visto, casi todos los filovirus o virus con forma de tallarín enferman a sus hospedadores primates causándoles un cuadro que se llama genéricamente fiebre hemorrágica por filovirus: la "enfermedad por virus del Ébola" que está asolando Guinea, Liberia y Sierra Leona y las redes sociales ahora mismo sería una de ellas, la causada por contagio de virus del género Ébola, especie Zaire, descartando mutaciones. Pero virus Ébola es más corto y menos pedante y al simplificar de ese modo los redactores de noticias online no se hacen la picha un lío. Así lo llamaremos a partir de ahora, tal como hace la OMS. Porque la OMS lo vale.
 
Nota 2: esto va a ser una mierda reverenda no sustentada por evidencias científicas.
 
Se dice que una especie o varias especies distintas de murciélagos de la fruta de África Central son los reservorios del virus Ébola que tanto está dando que hablar (y que está matando gente en cantidades nunca vistas para dicho virus). La idea es que en la verde y pútrida selva que orilla el cenagoso río Ébola (tributario del río Congo/Zaire) vuela furtiva una rata voladora que tiene el bicho, pero que no muestra síntomas de la enfermedad por ebolavirus... y que es capaz, de vez en cuando, de hacer que el bicho infecte a otros diseños del Supremo Hacedor, que sí la desarrollan. Y cuando  esto pasa, cosas muy malas ocurren (tasa de mortalidad del brote de Ébola en la República Democrática del Congo en 2002-2003: noventa por ciento, dicen en Sálvame Pandemia). La idea da como un poco de repelús, ¿no están de acuerdo?
 
CDC

Hay algo inquietante y bizarro con respecto a estas criaturas, los murciélagos. Parece que los murciélagos esconden en su seno todo tipo de virus. Como si fueran juntos de la mano. Como si fueran uña y carne. Una lista no exhaustiva incluye: la puta rabia, el virus Hantaan, el virus Nipah, el coronavirus del Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS), nuestra vieja conocida la gripe, el virus Hendra, el virus de la encefalitis equina japonesa, el virus Bangui, el... bueno, basta. Los murciélagos parecen ser los amables caseros de un número desproporcionado de virus hijoputas viejos y virus hijoputas nuevos, y aquí tienen una lista de 2006 por si lo dudan (páginas tres y cuatro).


El reservorio justiciero
 
 
Los expertos en virus murcielaguiles descubren un nuevo virus murcielaguil cada puta semana, o eso parece. Por poner un ejemplo, en 2013 un equipo de zoólogos y ecólogos practicó análisis genéticos al cariñosamente apodado zorro volador de la India, que es un enorme murciélago de pelo marrón  y grandes alas como de cuero raspado cuyo nombre linneano es Pteropus giganteus. Una cosa de lo más espeluznante, sobre todo por sus grandes ojos de demonio del infierno. Tiene garras, saben. Aunque como hijo de mamá Natura merece nuestra admiración. En fin, el equipo encontró cincuenta y cinco virus solamente en esa rata (gigante) voladora en particular.

Y lo mejor de todo es que de esos 55 virus, solamente se conocían 5. Los otros cincuenta era la primera vez que aparecían en secuenciadores de genes humanos: eran secuencias de ácidos nucleicos piratas nuevos para la virología. De aquí se pueden deducir locamente dos cosas. Una, que la lista de virus hospedados por murciélagos de 2006 se va a quedar obsoleta muy pronto.

Carambolas, ¿cuántos virus tendrá metidos en la sangre semejante bicharraco?
 

Dos: se conocen unas mil doscientas especies de murciélagos. Son los mamíferos más diversificados y versátiles del planeta Tierra. Dentro del conjunto de los seres vivientes peludos y que amamantan a sus crías, su número solamente es superado por el número de roedores, el otro clado mamífero de más éxito (sí, sabemos que las mujeres y los hombres somos los mamíferos de más éxito: estamos hablando de pura fuerza bruta biológica, no de número de sonetos compuestos o bombas nucleares fabricadas. Pedimos perdón). Y en algunas zonas del mundo, el número de murciélagos supera al número de ratas y afines, como ocurre por ejemplo en las cumbres volcánicas cercanas al cenagoso río Ébola, cumbres horadadas por cuevas en las que apelotonan millones y millones de murciélagos. Y además vuelan. Si consideramos un murciélago como una especie de caja sorpresa negra y fea y alada que esconde dentro uno o varios (o docenas) de virus, ¿imaginan la cantidad de posibles candidatos a Virus Apocalíptico de Satán que pueden estar agazapados en todos esos millones y millones de cajas? ¿Virus que ni siquiera conocemos? Ostras, es una idea que merece un editorial de Iker Jímenez pero ya mismo.


Haeckel: Chiroptera (Kuntsformen der natur, placa 67)

 
Los expertos en las llamadas enfermedades emergentes (término que no tiene la misma connotación positiva que "economías emergentes", por desgracia) adoptan dos posturas ante la Amenaza Murciélago. Son:

1. La postura No Es Para Tanto, Co.


2. La postura Alerta Roja: Matad a Todos los Murciélagos con un Bate o Ellos nos Matarán a Nosotros.


Los partidarios de la primera postura dicen que no hay nada especial en los murciélagos. Para esta gente cualquier mamífero o ave puede transmitir una enfermedad viral a cualquier otro mamífero o ave dependiendo de las circunstancias y obedeciendo las caprichosas reglas de las zoonosis. El hecho de que los murciélagos estén detrás de una sospechosa cantidad de epidemias graves o gravísimas entre nosotros los humanos obedece a una mera cuestión de número: hay muchos murciélagos. Y suelen estar cerca de los humanos. Dicen que si examináramos a emúes, perezosos, bisontes o chochas de agua con el mismo interés con el que examinamos a los murciélagos no sería sorprendente encontrar multitud de virus nuevos y crujientes asociados a esos animales y muchos otros.


Será muy cuco, pero a lo mejor transmite la peste
 
Pero hay un hecho que hasta donde sabemos distingue a los murciélagos de otros animales sarnosos portadores de la plaga: LOS MURCIÉLAGOS NO SUELEN ENFERMAR CASI NUNCA DE LAS MIERDAS VÍRICAS QUE ALBERGAN. Es lo que se supone que ocurre con el virus Ébola. Y quien dice casi nunca dice nunca, maldita sea. Oh, ¿por qué ha de ser así?
 
Según la revista Wired, Linfa Wang es el chinorris que más sabe en el mundo acerca de la ecología de las enfermedades infecciosas relacionadas con las mascotas de Batman y por lo visto está muy cerca de otorgar a estas alimañas un estatus especial. Los murciélagos, según Wang, son muy proclives a generar epidemias de alto impacto y para los virus sus entrañas son como un parque de atracciones que nunca quieres dejar porque te lo pasas de puta madre. ¿Y por qué? Llega la hora de aburrir a saco, de hablar de ADN y biología evolutiva y otras mierdas científicas de los cojones, y tampoco es que lo hayamos entendido muy bien, pero creemos que la tesis de Linfa, bonito nombre por Dios, puede ser tal que así:
A groso modo, el genoma de un murciélago es bastante parecido al de cualquier otro mamífero, lleve pantalones o no. Pero parece que los murciélagos expresan ese genoma de una forma muy suya y bastante outré. Lo más raro de todo es que los genes del ADN de los murciélagos que expresan las proteínas que se encargan de reparar el ADN producen muchas más de estas proteínas que en otros mamíferos. Se cree que esto se debe a algún tipo de presión evolutiva, quizá relacionado con el alto ritmo metabólico de los murciélagos (son unos cabrones muy inquietos). Wang y sus colegas van más allá: piensan que estos genes siempre están expresando factores de reparación en los murciélagos, mientras que en el resto de mamíferos solamente arrancan cuando se declara una amenaza.
Las amenazas principales para el ADN mamífero son los tumores y los virus.
Hay evidencia (aunque anecdótica) de que los murciélagos raramente desarrollan cánceres. Si vamos un poco más allá, tenemos que, si es cierta la paranoia de Linfa Wang, los murciélagos, debido a una presión selectiva, han mejorado sus sistemas de reparación de ADN hasta el Nivel Puto Amo. Dado que la mayoría de los virus actúan rompiendo el ADN del huésped y metiendo su propio material genético en su primordial ansia de replicarse ad infinitum, el sistema de reparación ultramejorado de los murciélagos no les deja hacer de las suyas. Un virus en un murciélago difícilmente proliferará. Y si no prolifera no causará síntomas de enfermedad. Y su hospedador volante estará feliz como una perdiz... pero con la capacidad de transmitir alguno de sus virus colegas de cuando en cuando por medio de cagadas, por ejemplo. Los murciélagos cagan mucho. Es así.
Pero, ¿por qué hostias es tan eficiente el sistema de reparación de ADN de los murciélagos? ¿Por qué evolucionó en un primer momento esa asombrosa capacidad a través de los eones de tiempo? Por el ritmo metabólico alto, decíamos. Pero, ¿por qué ese ritmo loco? Linfa y otros expertos creen que la respuesta está en el vuelo. Volar no es fácil, sobre todo para una criatura con los requisitos fisiológicos y metabólicos de un mamífero. La idea es que el sistema de reparación de errores en el ADN de los murciélagos surgió por selección natural como una adaptación al modo de vida aleteante de estas bestias, y más tarde se reveló ideal (por azar o por necesidad) para contener las infecciones víricas.  Ahondemos un poco más. El proceso no es unidireccional. Los virus de los murciélagos no se están quietecitos, existen en un ambiente hostil a su proliferación. Y los virus únicamente quieren proliferar, son así de proactivos y orientados al objetivo, de modo que también sufren una fuerte presión selectiva y con el paso de los eones de tiempo van desarrollando estrategias cada vez más pérfidas para intentar sortear las trabas a la Santa Replicación. Se produce una loca carrera entre genomas en la que cada bando intenta adelantarse. A saber que barbaridades bioquímicas se habrán ideado por ambos lados en el trascurso de esta "coevolución". Y así llegamos a lo que nos interesa. En ocasiones, dice Wang, este escenario puede ampliarse. Externalizarse. Si ocurre que los virus de murciélago acaban traspasando la barrera de las especies vía mierda infectada en comida para monos o como sea, y acaban en un huésped no-murciélago, se empezará a mascar la tragedia.
Porque tenemos un virus muy cabrón y escurridizo especializado en burlar las defensas de un mamífero que no conoce las normas de cohabitación ¡porque no vuela! Tenemos el jodido virus Ébola. Para este micromonstruo acabar con el sistema inmune de un primate tiene que ser como jugar una partida al Solitario Spider en Muy Fácil. Es para pincharse y no sangrar. Es BIZARRO.

"La culpa fue de los murciélagos"
 
Desde luego, todo lo anterior es una paja mental de Linfa Wang y sus cuates: la epidemia de Ébola como un acontecimiento marginal en el baile eterno entre los murciélagos y sus virus, o entre los virus y sus murciélagos, o como cojones sea. No hay evidencias sólidas. Se han encontrado anticuerpos y genes de Ébola en murciélagos oriundos de las cenagosas orillas del río homónimo, pero ¿y qué? También hay anticuerpos en los puercoespines. Probablemente no sea así la cosa. Habrá que investigar más o cerrar el laboratorio y largarse a la Antártida. Sí. Será de otra forma: nuestra ciencia miope no será nunca capaz de destejer el delicado, milagroso tapiz de la Vida. El Ébola pudo ser originado en un tupper con robellones sobrecalentados, o a lo mejor ni existe. Hakuna Matata.

 
 Y POR FAVOR, NO SALGAN A SUS BALCONES Y TERRAZAS AL ANOCHECER ARMADOS DE ESCOBAS PARA EXTERMINAR A TODOS LOS MURCIÉLAGOS QUE PILLEN.
 
 
 
 


 
 
 
 
 

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