lunes, 13 de abril de 2015

LA LOCURA DE LAS CAUSAS


Ha aparecido un nuevo estudio sobre la "esquizofrenia". El traductor de Google traduce su título así: "Patrones genómicos y redes neuronales de variación genética en la esquizofrenia en regiones evolutivamente aceleradas del cerebro humano" y hay que registrarse para acceder al full .pdf. El título ya da unas ganas enormes de leerlo. Promete una lectura amena y llena de interés. Tan amena y llena de interés como la mierda que van a leer a continuación.
 
Uno de los primeros gatos pintados por Louis Wain, el gran pintor de gatos.
Esta pintura y todas las pinturas de gatos que siguen proceden de un
artículo de Dangerous Minds
Aquí encontrarán todas sus pinturas gatunas.
 
 
El artículo habla de unos genes. Los genes estudiados en el artículo son los que pertenecen a las HAR (siglas en inglés de la expresión Regiones Humanas Aceleradas). Las HAR son un conjunto de cuarenta y nueve fragmentos del genoma humano estándar que aunque proceden de los monos ancestrales permanecieron básicamente inalterados hasta que aparecimos nosotros. Y suponemos que otras especies de homínidos. Por ejemplo: HAR1 es el gen compartido por humanos y chimpas que más ha divergido en nosotros si lo comparamos con el de los chimpas. Los chimpas son nuestros parientes más cercanos en el gran tapiz de la Vida si nos creemos esas polladas de Darwin. Tanto HAR1 como otros genes tienen un papel muy importante en el desarrollo del cerebro, sobre todo la zona conocida como corteza prefrontal. La corteza prefrontal es mucho más gorda en nosotros que en los chimpas.
 
El artículo mentado (mal) resumido dice: nosotros tenemos los cerebros muy grandes. Los chimpas, los gorilas, los macacos y en fin, los asnos tienen cerebros más pequeños. Los gorilas y los ponies y las bestias vertebradas y con alta cefalización pueden desarrollar desórdenes mentales. Por ahí fuera hay gatos obsesivo-compulsivos. Pero ninguna bestezuela padece de "esquizofrenia". Hasta donde sabemos solamente nosotros padecemos de "esquizofrenia". El artículo sugiere que la "esquizofrenia" es un hándicap que viene con los cerebros grandes. Un subproducto evolutivo no deseado de nuestros enormes cerebros. El precio que algunos de nosotros pagamos por el privilegio de tener esos cerebros grandotes y fantásticos alojados en el cráneo. Unos componen sonetos, otros diseñan puentes. Y otros oyen voces dentro de su cabeza, adolecen de un discurso fragmentado  y detectan patrones extraños que aluden a su homosexualidad en el spam de internet.
 
Es decir, la causa de la esquizofrenia son los cerebros demasiado grandes. Con cortezas prefrontales muy gordas.
 
Ahora, el meollo: una jodidamente aburrida introducción a la "esquizofrenia" y al locuelo estudio de su causa o causas. Les prometemos que va a ser horrible.
 
El inventor del término "esquizofrenia", Bleuler, conocía a Sigmund Freud y era teutón. Era discípulo de otro germano, Kraepelin, que fue el primer psiquiatra que reportó descripciones precisas de personas aquejadas de lo que hoy el DSM denomina "esquizofrenia". Aunque él, Kraepelin, la llamaba dementia praecox. En efecto. Esos tipos ponían nombres en latín a las enfermedades mentales.
 
Kraepelin & Bleuler eran una rareza en el animado panorama de la psiquiatría teutónica del siglo XIX. Estos psiquiatras comedores de chucrut tendían a creer que la mente era una cosa generada por el cerebro, y que las afecciones de la mente (verbigracia, oír voces que no vienen de ninguna parte) eran afecciones cerebrales. Muy positivista todo. Pero K no soportaba ver cosas por el microscopio y Bl, con un par, reseñó positivamente Studen über Hysterie de Breuer & Freud. En ese libro Br & F dicen que la causa de la histeria es psicológica, no neurofisiológica.
 
Pese a estos indicios de su manera de pensar, ni K ni Bl se pronunciaron sobre las causas de las enfermedades mentales. Eran agnósticos respecto a las causas. Como no se podía ver ni tocar con un bisturí ninguna afección en el cerebro de los "esquizofrénicos", ni K ni Bl se pronunciaron sobre la causa de esa enfermedad mental. Se limitaron a escribir case reports sobre sujetos y sujetas que la sufrían, sin entrar en la causa, resistiendo heroicamente al impulso de la especulación. Sus casos escritos se leen con provecho todavía hoy. Aunque son del siglo XIX, eso hay que tenerlo en cuenta. "Les presento ahora a una mujer que sufre una forma precoz de demencia; su nivel intelectual es bajo pero se comporta como una tirana con sus allegados", o "ese joven recae sin cesar en el vicio del onanismo" son observaciones que podemos encontrar en los textos de K y Bl.
 
Bien. Pero aunque estos dos psiquiatras fueran agnósticos respecto de las causas, otros no lo eran. Por ejemplo, los psicoanalistas. Los psicoanalistas solían prescindir de la prudencia académica. Los psicoanalistas creían que tenían en su poder la llave que abre la puerta del Inconsciente. Y en el Inconsciente estaba la causa de todo.

Por Louis Wain, todavía
 
 
Además, para acceder al Inconsciente solamente tenían que escuchar a la peña neurótica/histérica y luego sentarse en un sofá, o en un sillón, o pasear por un parque vienés, y rumiar sobre lo que habían escuchado. Nada de microscopios. Todo lo más lápiz y papel y una buena guía de los mitos griegos.
 
El mismo Papa Freud especuló sobre las causas de la "esquizofrenia", aunque él usaba con bastante liberalidad términos como "narcisismo", "paranoia obsesiva" y a veces "demencia precoz" en honor a Kraepelin. Su estudio más completo sobre el tema es el del alcalde Schreber. Su conclusión es que la "esquizofrenia" puede tener su origen en la represión de deseos homosexuales inconscientes. Aunque tuvo la prudencia de admitir que psicóticos desencadenados como el alcalde Schreber estaban un poco fuera de sus métodos.
 
Los continuadores de la obra freudiana a veces no fueron tan prudentes. Una continuadora de la obra freudiana llamada Frieda Fromm-Reichmann elaboró toda una teoría psicoanalítica sobre las causas de la "esquizofrenia" y la consideró definitiva. Grabada en la piedra e irrefutable, dicha teoría dice que los "esquizofrénicos" se explican porque en su infancia han sido hijos de madres "esquizofrenogénicas".
 
Las madres "esquizofrenogénicas" son madres frías, distantes, que no atienden a sus pequeños con la dulzura maternal debida.
 
Puede ser que Frieda Fromm-Reichmann confundiera consecuencias con causas. La "esquizofrenia" suele manifestarse a temprana edad. A temprana edad el discurso de los "esquizofrénicos" presenta notables y anómalas diferencias con respecto al discurso de los no "esquizofrénicos". Los jóvenes "esquizotípicos" (con síntomas precoces de "esquizofrenia") son difíciles de cuidar, y en ocasiones, nos tememos, hasta de hacerse querer, y eso podría moldear la conducta de la madre. Es decir, la madre es distante porque su retoño es "esquizofrénico", y no al revés.
 
Hubo gente que empezó a decir que la causa de la "esquizofrenia" no tenía nada que ver con movidas materno filiales, sino que era biológica. Esto era anatema para la sección más dura de las escuadras psicoanalíticas. El Inconsciente no está hecho de neuronas, sino de deseos reprimidos, complejos guarros y todo tipo de mierda psicológica indetectable al microscopio. Así que no jodamos.
 
Uno de los primeros en tirar por la senda de la causa biológica fue el psiquiatra Franz Josef Kallmann. En 1949 realizó un estudio sobre la heredabilidad de la "esquizofrenia" usando seiscientos noventa y un gemelos (idénticos y mellizos) del estado de Nueva Jersey. El resultado fue el siguiente. La heredabilidad en gemelos idénticos era del ochenta y seis por ciento, y del dieciséis por ciento en los mellizos.
 
Luego era evidente que había un factor biológico en la "esquizofrenia".

La mente de Louis Wain se desvanece
 
 
Kallmann fue abucheado durante su exposición de los resultados del estudio durante el Congreso Mundial de Psiquiatría de 1950. Básicamente porque sus conclusiones (factor biológico evidente en la "esquizofrenia") les sentaron como una patada en los huevos a algunos de los psicoanalistas presentes. Algunos de los psicoanalistas presentes afirmaron que Kallmann estaba reprimiendo deseos inconscientes y que su madre le maltrataba. Algunos de los psicoanalistas presentes llamaron a Kallmann "nazi".
 
Kallmann era judío y había huido de Alemania en 1935.
 
Basta de psicoanalistas. Como dice Hannibal Lecter en la serie que le han hecho, el psicoanálisis es una religión muerta. La opinión de Hannibal Lecter es definitiva. Los materialistas iban a tener su momento de gloria dogmática. En este caso llevados de la mano de la genética del comportamiento. Sí. Llegaba el momento del gen, del gen como inmutable heraldo del Destino.
 
La "esquizofrenia" es heredable en un grado significativo. En las sociedades occidentales, los diversos estudios afirman a grosso modo que la heredabilidad es del ochenta por ciento. Es un asunto familiar.
 
Un famoso estudio abrió la veda en la búsqueda del gen de la "esquizofrenia". Se realizó en Islandia en 1988, tomando como sujetos a "esquizofrénicos" islandeses y a sus familias. El estudio afirmó haber encontrado la causa de la "esquizofrenia" en un trozo del cromosoma cinco. Del mismo modo que algunos psicoanalistas pensaron haber encontrado la causa en una madre distante, y algunos antropólogos rojeras en el capitalismo o en una fantasía social colectiva, muchos genéticos de la conducta señalaron el cromosoma cinco y dijeron: "Ahí lo tenéis".
 
Pero hay problemas.
 
Nadie ha podido reproducir los resultados del estudio islandés de 1988. Un extraño asunto. Algo huele a podrido en Islandia.
 
Porque aunque parece evidente que los genes tienen un papel esencial en la génesis de la "esquizofrenia", dicho papel es complejo. Lioso. Oscuro. Lo de Islandia fue un anuncio prematuro. No hay solo gen localizado en un solo cromosoma que cause la "esquizofrenia". La "esquizofrenia" no es como la corea de Huntington (antes conocida como "baile de San Vito"), que es una enfermedad puramente genética cuya causa está en la expresión errónea del gen HTT/IT 15 del cromosoma cuatro. Con la "esquizofrenia" no es tan fácil.
 
Hoy sabemos que hay marcadores de la "esquizofrenia" en genes de casi todos los puñeteros cromosomas.
 
No obstante, los creyentes en las causas biológicas no tiraron la toalla. El siguiente sospechoso fue el neurotransmisor llamado dopamina. La cosa se originó con el descubrimiento de una sustancia química llamada clorpromazina (Thorazine). Esa cosa fue el primer antipsicótico neuroléptico. Tranquilizaba a los "esquizofrénicos". La clorpromazina interviene el sistema del neurotransmisor dopamina. Actúa inhibiendo la captación de dopamina en las sinapsis. La dopamina es un despertador de neuronas: si entra en una, la activa. Y luego esta neurona activada envía dopamina a otras neuronas que a su vez se activan a otras que envían dopamina etcétera. Es un proceso en cascada. En los cerebros de los "esquizofrénicos" hay demasiada dopamina circulando, y se activan demasiadas neuronas.

Louis Wain, fuera de la realidad
 
 
Los buscadores de la causa de la esquizofrenia hicieron el siguiente razonamiento. La clorpromazina inhibe la circulación de dopamina. La gentil clorpromazina inhibe los síntomas psicóticos. Por el contrario, otras sustancias como las anfetaminas o la cocaína estimulan la circulación de dopamina. Dichas drogas malas agravan malamente los síntomas psicóticos. También pueden inducirlos. Por lo tanto: la dopamina es el factor clave. Ergo los genes que controlan la generación de receptores de dopamina en las sinapsis son el factor clave, y por lo tanto, ahí se esconde la causa de la "esquizofrenia".
 
Parece una conclusión muy válida.
 
Que no ha recibido respaldo empírico aplastante, sino más bien lo contrario. 
 
Hay cinco tipos de receptores de dopamina en nuestras neuronas. Se llaman D1, D2, D3, D4 y (¡sorpresa!) D5. Hay genes específicos para cada receptor.
 
Algunos estudios mostraron que algunos "esquizofrénicos" presentan receptores D2 y D3 defectuosos, pero eso no se aplica ni a la mitad de los casos. Posiblemente los genes para D2 y D3 jueguen algún papel, pero no es un papel protagonista. Un problema es que los antipsicóticos como la clorpromazina inhiben la captación de dopamina en el receptor D4, no en el D2 o el D3. Otro problema es que los genes para los receptores D2 o D3 se sitúan en los escasos cromosomas que no tienen marcadores de "esquizofrenia" según los estudios hereditarios.
 
Cuando se comete un crimen, el detective busca la pistola humeante. En el caso que nos ocupa, no había pistola humeante, sino más bien una foto borrosa de lo que podría ser una pistola. O un sonajero.
 
Posteriores estudios de una exhaustividad incomparable y por desgracia bastante inútil hechos con cortezas prefrontales de "esquizofrénicos" muertos complicaron todavía más el panorama para los tenaces buscadores de la causa genética. Ciertos genes, como un grupo de siete que están implicados en los "procesos secretores presinápticos", sea lo que sea eso, o el gen RGS4 relacionado con el estrés, y muchos más, se asociaron con la "esquizofrenia" y se fueron sumando a la lista cada vez más larga de genes de la "esquizofrenia".
 
Pronto surgió una vía de investigación que pasaba de los genes.
 
Lo que la historia de la búsqueda de la Causa de la "esquizofrenia" nos enseña, si es que nos enseña algo, es que las historias de ese tipo oscilan entre extremos, como un péndulo. Los extremos del péndulo metafórico son la Naturaleza y el Ambiente. Cada extremo tiene sus defensores. En ocasiones actúan de modo acerbo y dogmático, como si fueran miembros de una secta apocalíptica medieval. Otras veces el compromiso es más laxo, como preferir los granizados en vez de los helados, y se puede jugar en ambos extremos o en un punto intermedio. Dado que la búsqueda de la Causa biológica de la "esquizofrenia" parecía conducir a un embrollado callejón sin salida, las posibles causas ambientales empezaron a captar la atención de muchos investigadores curiosos.
 
El caso es que de una madre fría y distante se pasó a los virus.
 
Un doctor llamado Sarnoff Mednick expuso la hipótesis de que una infección viral grave, como una gripe severa, de una madre embarazada predispone a su bebé a padecer "esquizofrenia". Veamos cómo se le ocurrió esta movida.
 
Mednick partió de estudios con gemelos idénticos muy puntillosos que revelaban que un ~50 por ciento de los gemelos padecían "esquizofrenia" si su hermano también la sufría. De ahí le vino a Mednick un pálpito. Su pálpito era que el riesgo (entendido como riesgo estadístico) de padecer "esquizofrenia" es en parte genético y en parte ambiental... noticia con barba.
 
Se enteró de un estudio hecho en Copenhague en 1988, el mismo año que el infausto estudio islandés del cromosoma cinco. El estudio afirmaba que los "esquizofrénicos" de Copenhague nacían con más probabilidad en invierno que en verano. Eso parecía un hilo del que tirar. Mednick fue a Copenhague a tirar de ese hilo y empezó a estudiar los historiales médicos de embarazadas de Copenhague. Descubrió que había una correlación entre aumento de partos de niños "esquizofrénicos" y una gripe severa en el año 1957. Las infecciones gripales ocurren más en invierno que en otoño que en primavera que en verano. Aquí parecía haber un patrón. Y ya saben lo que pasa con los patrones: donde hay patrones pueden haber causas escondidas.
 
La Causa es esquiva.
 
Permanece en la sombra. Hablamos de causa en sentido total, aristotélico de causa eficiente: A causa B. ¿Qué es A?

A es un montón de cosas raras. Genes islandeses, embarazadas danesas, madres distantes, dopamina, deseos homosexuales de alguna forma reprimidos. Todos estos factores interaccionan entre sí de manera inescrutable. Algunos se desechan, otros se olvidan y posteriormente resurgen. A veces unos están de moda, luego otros. Un puto lío. 
 
Y no nos olvidemos de la reelina. La reelina es una proteína que en mamíferos es fundamental en el desarrollo del cerebro, sobre todo en la formación de las espinas dentríticas. Las sinapsis se sitúan en esas espinas dentríticas. Los "esquizofrénicos" tienen sinapsis defectuosas. No captan correctamente la dopamina. Sueltan asimismo un exceso de dopamina. Por cierto, si alguien inyecta en sus cerebros una cantidad excesiva de dopamina es posible que tengan alucinaciones paranoicas y que una voz les susurre cosas en el interior de su cabeza, aunque no hayan sido diagnosticados de "esquizofrenia" y tengan una vida normal y productiva en sociedad. Curiosamente, es posible que el chute de dopamina también les haga sentir a Dios.
 
En 1998, cuando alguien inyectó virus de la gripe en una rata de laboratorio para ver qué pasaba (la maravillosa curiosidad humana: una de las características definitorias de nuestra especie y, junto con nuestra capacidad para fabricar vodka, la más admirable) ocurrió que esa rata parió ratitas con la reelina fastidiada.
 
Lo que es un espaldarazo a la hipótesis vírica de Mednick. Parece claro hoy que el virus de la gripe es un factor coadyuvante de la "esquizofrenia", siempre que exista una base genética. Últimamente se han propuesto otros parásitos que hacen cosas chungas en los cerebros como coadyuvantes de la "esquizofrenia", cf. el simpático bicho de los gaticos Toxoplasma gondii, del que ya hemos hablado en este blog.
 
Otro factor ambiental que se ha tenido en cuenta es la dieta, pero esto ya es demasiado largo y es demasiado tarde. Que le den a la dieta.
 
Resumiendo: el estudio citado al inicio de esta perorata no es más que el último capítulo de una historia larga, desconcertante y huérfana de certezas. Imperan la duda exasperante y las zonas de sombra: ni siquiera hay un acuerdo universal sobre lo que es realmente la cosa llamada "esquizofrenia". Incluso los hay que niegan su existencia. Básicamente la movida de las Regiones Humanas Aceleradas es una vuelta a los genes como causa. Y propone una perspectiva evolutiva de le enfermedad, una perspectiva que a nosotros nos deprime más que otra cosa. Porque sugiere que nuestra posición envidiable como los más avanzados hijos del Creador tiene como contrapartida la locura.

El último gato que pintó Louis Wain.
Observen la firma.
Se considera que el artista padeció "esquizofrenia",
aunque ese diagnóstico está en disputa.
Se especula con que su psicosis se vio acelerada por
la interacción con el parásito Toxoplasma gondii
 
 
 
 
Este post está dedicado a Matt Ridley y su libro Qué nos hace humanos, que en uno de sus capítulos dice lo mismo que aquí porque está cortapegado.
No plagien.
Lean a Matt Ridley.
 
 
 
 
 
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