domingo, 16 de febrero de 2014

HOMENAJE A LOS ARTRÓPODOS, SEGUNDA PARTE

Un escorpión quería cruzar el río, y para ello intentó engatusar a una ranita:
- Venga, me subo a tu lomo y así cruzamos los dos el río, ranita.
- Eres un puto escorpión - replicó la ranita - ¿Cómo sé que mientras estás montado en mi resbaloso lomo no me clavarás ese cacho aguijón que gotea veneno?
Y el escorpión dijo así:
- No seas gilipollas. Si te pico te mato y entonces yo me ahogaré. ¿No ves que conviene a los dos que no te inyecte mi veneno neurotóxico, ranita suspicaz?
Y discutieron ambos animalitos un rato de esta manera. Al final la ranita transigió: permitió que el escorpión trepara a su lomo y se dispuso a cruzar el río. Y se metió en el agua la ranita con el escorpión encima y así se fueron acercando seguros los dos a la orilla opuesta. Pero cuando estaban a mitad de camino, el escorpión gritó ¡¡¡banzai!!! y le clavó el aguijón a la simpática ranita. Mientras agonizaba por efecto de la ponzoña, la ranita gritó:
- ¡Hijo puta! ¡Escorpión de mierda! ¿Por qué me picaste, me cago en tus setecientos padres?
Y el escorpión se encogió de hombros y dijo:
- Ostras, lo siento mucho, ranita. Pero es mi naturaleza.
ATRIBUIDO A ESOPO, Fábula de la rana y el escorpión.
 

 
Sí: ya es hora de conocer la naturaleza de los artrópodos. Las características anatómicas del escorpión y sus hermanos son muchas y muy variadas, y aunque hemos intentado resumir un poco sin duda será un trago amargo para ustedes, de modo que NI SE LES OCURRA LEER ESTA MIERDA  les pedimos humildemente un poquitín de paciencia. Además, ¡van a aprender un puñado de términos extravagantes tomados del griego y del latín que no les van a servir para absolutamente nada! ¿No les apetece conocer más de dichos términos, aparte de los clásicos fellatio y cunnilingus? Pues carajo, vamos al lío.
 
1. Los artrópodos tienen el cuerpo segmentado. Esto es como decir que el cuerpo consta de varios trozos de similar tamaño, y cada trozo tiene su paquete de musculatura, hemolinfa y órganos internos; y cuando el animal segmentado crece, lo puede hacer por adición de nuevos segmentos, como en el caso de algunos miriápodos, o porque los segmentos preexistentes se hacen más largos, como ocurre con ciertas arañas. Hay segmentos que reciben nombres particulares por su posición especial: así, se denomina acrón al segmento donde va la cabeza, y el segmento final (el culo, vamos) se llama telson. Es notorio que en el transcurso de su evolución los artrópodos han tendido a reducir el número de segmentos. De los trilobites con un cuerpo perfectamente dividido en segmentos acabamos en los ácaros, que no tienen ninguno (por lo que se puede decir que los ácaros, arácnidos diminutos que prosperan en lugares horribles como las alfombras del recibidor y el humor acuoso de los ojos de las personas, son la cúspide de la evolución artrópoda). Los apéndices de un artrópodo son homólogos de los apéndices de otros artrópodos si están en el mismo segmento. Es decir, el quilópodo de un euriptérido es homólogo con las segundas antenas de un cangrejo violinista dado que ambos apéndices se presentan en el segundo segmento cefálico, y se deduce que ambas estructuras surgieron por el mismo tipo de proceso adaptativo. Por último, quédense con este término: homología seriada. Con esto se quiere decir simplemente que todos los artrópodos derivan de un hipotético ancestro común y que las estructuras de los apéndices pueden compararse serialmente entre diversos artrópodos, tanto vivos hoy como extintos.
 
Estructura de un artrópodo generalizado.
Paperblog
 
 
2. Cada segmento puede portar una variedad de apéndices. Los bichos que tienen por lo general dos tipos de apéndices, patas y branquias, por cada segmento corporal, como las cacerolas de las Molucas y los trilobites y los crustáceos, se llaman birrames. Y los que solamente tienen patas (los miriápodos y los insectos) pues claro, se llaman unirrames. Tenga en cuenta que los segmentos especiales conllevan apéndices especiales. Los escorpiones portan un aguijón en su telson (véase la fábula), y muchos artrópodos tienen antenas largas y finas en los segmentos craneales.
 
Apéndice birrame.
Parásitos y patógenos
 
 
Apéndice unirrame.
Zoowiki
 
3. Todos los artrópodos tienen el esqueleto por fuera en vez de por dentro. Por eso se le llama exosqueleto. Una rareza magnífica de estas criaturas de Dios. El exosqueleto, o cutícula, puede ser fino y muy flexible, casi como una segunda piel, o bien rígido y organizado en placas, como la coraza de un panzer, y en su mayor parte consta de un carbohidrato llamado quitina. En los artrópodos más primitivos, cada elemento del exosqueleto coincide con un segmento; en los más modernos y a la última esto puede cumplirse o no. Los zoólogos, gente que se aburre, decidieron nombrar cada parte del exosqueleto según su posición. De modo que tenemos un tergo dorsal, dos pleuras laterales y un esterno ventral. Guay, pero muchos artrópodos, sobre todo insectos, presentan placas de exosqueleto fusionadas a las que se les llama tagmas. ¿Se han liado? No se preocupen, luego será mucho peor.
 
Molécula de quitina.
Se describe formalmente como un polisacárido compuesto por unidades de N-acetilglucosamina unidas por enlaces similares a la celulosa. Pues eso. Presente no solamente en los artrópodos sino también en hongos y algunos seres extraños, como los cnidarios.
Wikipedia

 
La quitina en todo su esplendor:
caparazón mimético de Umbonia spinosa,
un escarabajo que se camufla a la perfección entre
las espinas de las plantas donde vive.
Medioambiente.org
 
 
4. Aparte del exosqueleto, muchos artrópodos modernos tienen un esqueleto interno secundario hecho de estructuras calcificadas que sirven como anclaje para los músculos de estos seres. Estas estructuras se llaman apodemas y se relacionan con los músculos casi de la misma forma que los cabrestantes de un barco con las cuerdas de los mástiles. Por cierto, los artrópodos inventaron (es un decir) un nuevo tipo de músculo, el músculo estriado transversalmente, que es una clara mejora con respecto a los músculos estriados oblicuamente de los putos y aburridos gusanos. Estos músculos permiten una rapidez de movimiento inusitadamente alta si la comparamos con la de los gusanos, o incluso con la nuestra. Por ejemplo, se sabe que los ciempiés del género Scutigera pueden correr tras sus presas a cuarenta y dos metros por segundo: ¡si los ciempiés fueran de tamaño humano serían capaces de romper la barrera del sonido! ¡Y con todas esas patas! ¡Su puta madre! 
 
5. El sistema circulatorio de los artrópodos está formado por tres elementos y no más: un corazón, vasos sanguíneos y el hemocele (esto último es la manera de llamar a una bolsa llena de sangre entre los expertos). El corazón es esencialmente un tubo, con unas perforaciones (los ostiolos) que se encargan de dirigir el bombeo de la sangre. Unas cosas alargadas que podrían llamarse arterias, terminadas en un hermoso fractal de finísimos ganglios, llevan sangre a los tejidos; la sangre cansada se succiona por el hemocele, por lo que no cabe hablar de venas. ¿Cutre? Puede ser, pero hace su trabajo. La sangre de los artrópodos no es como la nuestra: no es rojo hierro sino blanca o azul verdosa, tiene una histología distinta y no se coagula, y para transportar el oxígeno muchos artrópodos no cuentan con nuestra hemoglobina sino con la hemocianina. La hemocianina tiene dos átomos de cobre en su centro activo en vez de un átomo de hierro: otra manera de hacer lo mismo, aunque de forma menos eficiente. Dicen.

¿La sangre de SAR Juan Carlos I?
No, hematíes teñidos de azul por el cobre de la hemocianina.
Taringa
 
6. El sistema respiratorio puede funcionar bien a base de tráqueas o bien a base de pulmones. Las tráqueas son, hablando claro, branquias adaptadas a la respiración en tierra, y fue lo que seguramente adquirieron por defecto los primeros artrópodos en arrastrarse por la tierra emergida del mar en los oscuros evos. Se cree que los pulmones (que no son más que unos sacos de pacotilla) surgieron poco después en el subfilo de los arácnidos, y también se piensa que los ancestros de los arácnidos, los acuáticos euriptéridos, también tenían pulmones. Un modo de vida como activo depredador subacuático es más asequible con pulmones que con tráqueas. A veces sueño con una playa llena de euriptéridos grandes como Harleys haciendo chasquear sus pinzas, y despierto llorando de emoción. Pero a esto se le llama divagar y no estamos aquí para divagar, hostias. Los escorpiones y afines poseen pulmones en libro, que consisten en una serie de saquitos inflables cuyo interior está horadado de tubos que transportan la sangre oxigenada y están separados unos de otros por unas paredes porosas. La verdad es que no sé porqué se llaman pulmones en libro siendo que no se parecen en nada a un puto libro.
 

Pulmones en libro de una araña.
Wikipedia
 
7. El sistema digestivo artrópodo no es que sea muy complicado. Cosa rara, los expertos ni siquiera se han molestado en asignar un nombre especial a las diferentes partes de ese sistema. A lo mejor es que se les acabó el diccionario de griego. Está el sistema digestivo anterior, medio y posterior. Cada parte está recubierta por una capa de quitina y hace una cosa distinta. La anterior, la más cercana a la boca, se encarga ingerir, triturar y por si llega el caso almacenar el alimento. La parte media segrega los enzimas necesarios para actuar sobre esa pasta asquerosa y extraer los benéficos nutrientes separándolos de las granzas. La posterior tiene un trabajo sucio pero honrado: fabrica pis y mierda, y también absorbe agua. Honrado, repetimos y apostillamos.


Artrópodo genérico cortado por la mitad mostrando
hemocele, corazón, nervios y otras mierdas.
Astur Natura
 
 
8. El sistema excretor suele consistir en un esfínter (un músculo que coordina un agujerito que se abre y se cierra como las puertas raras que salen en las películas con naves extraterrestres) que saca afuera del artrópodo lo que el artrópodo no quiere que se quede dentro. Hay variantes muy chulas, como los túbulos de Malpigio de los escorpiones, pero la mayoría de los artrópodos cagan mediante sáculos.
 
9. Llega la hora del sistema nervioso. Los libros dicen que los artrópodos tienen un alto grado de cefalización, cosa difícil de creer si se observa por ejemplo  una mariquita, pero evidente si por el contrario dirigimos nuestra atención a una lombriz miserable. El cerebro en sí no tiene una forma demasiado cerebral: parece un grumo formado por tres lentejas puestas en fila. La lenteja de arriba se llama protocerebro y se abre en dos alas, la del medio deutocerebro y la de abajo tritocerebro. Existen ciertas diferencias entre los cerebros de unos y otros grupos de artrópodos, pero eso qué cojones nos importa. Cada lenteja hace su labor sin quejarse. El protocerebro regula sobre todo la visión y coordina las señales de los otros sentidos artrópodos; el deutocerebro hace que el bicho se mueva y pone en marcha los sistemas circulatorio y respiratorio; en el tritocerebro están las neuronas que se encargan de la digestión y la excreción.


El cerebro reconstruido de un artrópodo del Cámbrico, Fuxianhuia protensa.
Phys.org
 
 
10. Un momento: ¿cómo crece un artrópodo? Porque los artrópodos crecen como usted o como nosotros, aunque no mucho. Tener un sistema externo y usualmente rígido de placas de quitina convierte el acto de crecer en algo un poco peliagudo. Pero mamá natura es sabia y ahí tenemos el proceso conocido como ecdisis o muda. Los artrópodos se deshacen del esqueleto viejo y lo sustituyen por otro nuevo y flamante cada cierto tiempo: podría decirse que se tunean. ¿Cómo lo hacen? Bien, cuando llega la hora de la muda la epidermis bajo el exosqueleto empieza a producir factores proenzimáticos (en cristiano, enzimas inactivas) que se distribuyen por la parte interior de la cutícula. Entonces la epidermis se desprende de la cutícula y comienza a formarse la parte más exterior de la cutícula nueva, llamada cuticulina. Tenemos ahora dos cutículas, la nueva formándose y la vieja todavía intacta sobre la nueva; es entonces cuando los factores proenzimáticos se convierten en las proteínas proteasa y quitinasa, las cuales atacan la cutícula vieja rompiéndola a partir de líneas de fragmentación predeterminadas; una vez está ya fuera del todo, el artrópodo se la suele zampar (las gallinas que entran por las que salen y lo comido por lo servido y etcétera) . El nuevo exosqueleto suele ser frágil, como hecho de papel  mojado, y tiene que estirarse y engrosarse un tiempo variable según el artrópodo en cuestión. A los pájaros y a los pececillos les gustan mucho los bichos en fase de muda, por lo que los artrópodos suelen cambiar de piel en lugares recoletos para evitar que los jodan vivos.
 
11. Las etapas de crecimiento entre mudas se llaman estadios. A medida que el artrópodo se hace viejo, la cantidad de tiempo que transcurre entre cada muda aumenta. Ciertos artrópodos, como los cangrejos, continúan mudando durante toda su vida; otros, como las arañas, detienen el crecimiento al alcanzar la madurez sexual. Las arañas son unas cachondas.

Estadios de crecimiento de Cyrtograpsus angulatus.
Hallado en este interesantísimo estudio (los cojones interesante).
Bueno, sí, es interesante.
 
 
Hasta aquí el aburrido viaje por el universo interior de los putos artrópodos cabrones. Les torturaremos con más chorradas sobre ellos en un próximo post.
 
 
 
 
 
 


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