domingo, 16 de febrero de 2014

HOMENAJE A LOS ARTRÓPODOS, SEGUNDA PARTE

Un escorpión quería cruzar el río, y para ello intentó engatusar a una ranita:
- Venga, me subo a tu lomo y así cruzamos los dos el río, ranita.
- Eres un puto escorpión - replicó la ranita - ¿Cómo sé que mientras estás montado en mi resbaloso lomo no me clavarás ese cacho aguijón que gotea veneno?
Y el escorpión dijo así:
- No seas gilipollas. Si te pico te mato y entonces yo me ahogaré. ¿No ves que conviene a los dos que no te inyecte mi veneno neurotóxico, ranita suspicaz?
Y discutieron ambos animalitos un rato de esta manera. Al final la ranita transigió: permitió que el escorpión trepara a su lomo y se dispuso a cruzar el río. Y se metió en el agua la ranita con el escorpión encima y así se fueron acercando seguros los dos a la orilla opuesta. Pero cuando estaban a mitad de camino, el escorpión gritó ¡¡¡banzai!!! y le clavó el aguijón a la simpática ranita. Mientras agonizaba por efecto de la ponzoña, la ranita gritó:
- ¡Hijo puta! ¡Escorpión de mierda! ¿Por qué me picaste, me cago en tus setecientos padres?
Y el escorpión se encogió de hombros y dijo:
- Ostras, lo siento mucho, ranita. Pero es mi naturaleza.
ATRIBUIDO A ESOPO, Fábula de la rana y el escorpión.
 

 
Sí: ya es hora de conocer la naturaleza de los artrópodos. Las características anatómicas del escorpión y sus hermanos son muchas y muy variadas, y aunque hemos intentado resumir un poco sin duda será un trago amargo para ustedes, de modo que NI SE LES OCURRA LEER ESTA MIERDA  les pedimos humildemente un poquitín de paciencia. Además, ¡van a aprender un puñado de términos extravagantes tomados del griego y del latín que no les van a servir para absolutamente nada! ¿No les apetece conocer más de dichos términos, aparte de los clásicos fellatio y cunnilingus? Pues carajo, vamos al lío.
 
1. Los artrópodos tienen el cuerpo segmentado. Esto es como decir que el cuerpo consta de varios trozos de similar tamaño, y cada trozo tiene su paquete de musculatura, hemolinfa y órganos internos; y cuando el animal segmentado crece, lo puede hacer por adición de nuevos segmentos, como en el caso de algunos miriápodos, o porque los segmentos preexistentes se hacen más largos, como ocurre con ciertas arañas. Hay segmentos que reciben nombres particulares por su posición especial: así, se denomina acrón al segmento donde va la cabeza, y el segmento final (el culo, vamos) se llama telson. Es notorio que en el transcurso de su evolución los artrópodos han tendido a reducir el número de segmentos. De los trilobites con un cuerpo perfectamente dividido en segmentos acabamos en los ácaros, que no tienen ninguno (por lo que se puede decir que los ácaros, arácnidos diminutos que prosperan en lugares horribles como las alfombras del recibidor y el humor acuoso de los ojos de las personas, son la cúspide de la evolución artrópoda). Los apéndices de un artrópodo son homólogos de los apéndices de otros artrópodos si están en el mismo segmento. Es decir, el quilópodo de un euriptérido es homólogo con las segundas antenas de un cangrejo violinista dado que ambos apéndices se presentan en el segundo segmento cefálico, y se deduce que ambas estructuras surgieron por el mismo tipo de proceso adaptativo. Por último, quédense con este término: homología seriada. Con esto se quiere decir simplemente que todos los artrópodos derivan de un hipotético ancestro común y que las estructuras de los apéndices pueden compararse serialmente entre diversos artrópodos, tanto vivos hoy como extintos.
 
Estructura de un artrópodo generalizado.
Paperblog
 
 
2. Cada segmento puede portar una variedad de apéndices. Los bichos que tienen por lo general dos tipos de apéndices, patas y branquias, por cada segmento corporal, como las cacerolas de las Molucas y los trilobites y los crustáceos, se llaman birrames. Y los que solamente tienen patas (los miriápodos y los insectos) pues claro, se llaman unirrames. Tenga en cuenta que los segmentos especiales conllevan apéndices especiales. Los escorpiones portan un aguijón en su telson (véase la fábula), y muchos artrópodos tienen antenas largas y finas en los segmentos craneales.
 
Apéndice birrame.
Parásitos y patógenos
 
 
Apéndice unirrame.
Zoowiki
 
3. Todos los artrópodos tienen el esqueleto por fuera en vez de por dentro. Por eso se le llama exosqueleto. Una rareza magnífica de estas criaturas de Dios. El exosqueleto, o cutícula, puede ser fino y muy flexible, casi como una segunda piel, o bien rígido y organizado en placas, como la coraza de un panzer, y en su mayor parte consta de un carbohidrato llamado quitina. En los artrópodos más primitivos, cada elemento del exosqueleto coincide con un segmento; en los más modernos y a la última esto puede cumplirse o no. Los zoólogos, gente que se aburre, decidieron nombrar cada parte del exosqueleto según su posición. De modo que tenemos un tergo dorsal, dos pleuras laterales y un esterno ventral. Guay, pero muchos artrópodos, sobre todo insectos, presentan placas de exosqueleto fusionadas a las que se les llama tagmas. ¿Se han liado? No se preocupen, luego será mucho peor.
 
Molécula de quitina.
Se describe formalmente como un polisacárido compuesto por unidades de N-acetilglucosamina unidas por enlaces similares a la celulosa. Pues eso. Presente no solamente en los artrópodos sino también en hongos y algunos seres extraños, como los cnidarios.
Wikipedia

 
La quitina en todo su esplendor:
caparazón mimético de Umbonia spinosa,
un escarabajo que se camufla a la perfección entre
las espinas de las plantas donde vive.
Medioambiente.org
 
 
4. Aparte del exosqueleto, muchos artrópodos modernos tienen un esqueleto interno secundario hecho de estructuras calcificadas que sirven como anclaje para los músculos de estos seres. Estas estructuras se llaman apodemas y se relacionan con los músculos casi de la misma forma que los cabrestantes de un barco con las cuerdas de los mástiles. Por cierto, los artrópodos inventaron (es un decir) un nuevo tipo de músculo, el músculo estriado transversalmente, que es una clara mejora con respecto a los músculos estriados oblicuamente de los putos y aburridos gusanos. Estos músculos permiten una rapidez de movimiento inusitadamente alta si la comparamos con la de los gusanos, o incluso con la nuestra. Por ejemplo, se sabe que los ciempiés del género Scutigera pueden correr tras sus presas a cuarenta y dos metros por segundo: ¡si los ciempiés fueran de tamaño humano serían capaces de romper la barrera del sonido! ¡Y con todas esas patas! ¡Su puta madre! 
 
5. El sistema circulatorio de los artrópodos está formado por tres elementos y no más: un corazón, vasos sanguíneos y el hemocele (esto último es la manera de llamar a una bolsa llena de sangre entre los expertos). El corazón es esencialmente un tubo, con unas perforaciones (los ostiolos) que se encargan de dirigir el bombeo de la sangre. Unas cosas alargadas que podrían llamarse arterias, terminadas en un hermoso fractal de finísimos ganglios, llevan sangre a los tejidos; la sangre cansada se succiona por el hemocele, por lo que no cabe hablar de venas. ¿Cutre? Puede ser, pero hace su trabajo. La sangre de los artrópodos no es como la nuestra: no es rojo hierro sino blanca o azul verdosa, tiene una histología distinta y no se coagula, y para transportar el oxígeno muchos artrópodos no cuentan con nuestra hemoglobina sino con la hemocianina. La hemocianina tiene dos átomos de cobre en su centro activo en vez de un átomo de hierro: otra manera de hacer lo mismo, aunque de forma menos eficiente. Dicen.

¿La sangre de SAR Juan Carlos I?
No, hematíes teñidos de azul por el cobre de la hemocianina.
Taringa
 
6. El sistema respiratorio puede funcionar bien a base de tráqueas o bien a base de pulmones. Las tráqueas son, hablando claro, branquias adaptadas a la respiración en tierra, y fue lo que seguramente adquirieron por defecto los primeros artrópodos en arrastrarse por la tierra emergida del mar en los oscuros evos. Se cree que los pulmones (que no son más que unos sacos de pacotilla) surgieron poco después en el subfilo de los arácnidos, y también se piensa que los ancestros de los arácnidos, los acuáticos euriptéridos, también tenían pulmones. Un modo de vida como activo depredador subacuático es más asequible con pulmones que con tráqueas. A veces sueño con una playa llena de euriptéridos grandes como Harleys haciendo chasquear sus pinzas, y despierto llorando de emoción. Pero a esto se le llama divagar y no estamos aquí para divagar, hostias. Los escorpiones y afines poseen pulmones en libro, que consisten en una serie de saquitos inflables cuyo interior está horadado de tubos que transportan la sangre oxigenada y están separados unos de otros por unas paredes porosas. La verdad es que no sé porqué se llaman pulmones en libro siendo que no se parecen en nada a un puto libro.
 

Pulmones en libro de una araña.
Wikipedia
 
7. El sistema digestivo artrópodo no es que sea muy complicado. Cosa rara, los expertos ni siquiera se han molestado en asignar un nombre especial a las diferentes partes de ese sistema. A lo mejor es que se les acabó el diccionario de griego. Está el sistema digestivo anterior, medio y posterior. Cada parte está recubierta por una capa de quitina y hace una cosa distinta. La anterior, la más cercana a la boca, se encarga ingerir, triturar y por si llega el caso almacenar el alimento. La parte media segrega los enzimas necesarios para actuar sobre esa pasta asquerosa y extraer los benéficos nutrientes separándolos de las granzas. La posterior tiene un trabajo sucio pero honrado: fabrica pis y mierda, y también absorbe agua. Honrado, repetimos y apostillamos.


Artrópodo genérico cortado por la mitad mostrando
hemocele, corazón, nervios y otras mierdas.
Astur Natura
 
 
8. El sistema excretor suele consistir en un esfínter (un músculo que coordina un agujerito que se abre y se cierra como las puertas raras que salen en las películas con naves extraterrestres) que saca afuera del artrópodo lo que el artrópodo no quiere que se quede dentro. Hay variantes muy chulas, como los túbulos de Malpigio de los escorpiones, pero la mayoría de los artrópodos cagan mediante sáculos.
 
9. Llega la hora del sistema nervioso. Los libros dicen que los artrópodos tienen un alto grado de cefalización, cosa difícil de creer si se observa por ejemplo  una mariquita, pero evidente si por el contrario dirigimos nuestra atención a una lombriz miserable. El cerebro en sí no tiene una forma demasiado cerebral: parece un grumo formado por tres lentejas puestas en fila. La lenteja de arriba se llama protocerebro y se abre en dos alas, la del medio deutocerebro y la de abajo tritocerebro. Existen ciertas diferencias entre los cerebros de unos y otros grupos de artrópodos, pero eso qué cojones nos importa. Cada lenteja hace su labor sin quejarse. El protocerebro regula sobre todo la visión y coordina las señales de los otros sentidos artrópodos; el deutocerebro hace que el bicho se mueva y pone en marcha los sistemas circulatorio y respiratorio; en el tritocerebro están las neuronas que se encargan de la digestión y la excreción.


El cerebro reconstruido de un artrópodo del Cámbrico, Fuxianhuia protensa.
Phys.org
 
 
10. Un momento: ¿cómo crece un artrópodo? Porque los artrópodos crecen como usted o como nosotros, aunque no mucho. Tener un sistema externo y usualmente rígido de placas de quitina convierte el acto de crecer en algo un poco peliagudo. Pero mamá natura es sabia y ahí tenemos el proceso conocido como ecdisis o muda. Los artrópodos se deshacen del esqueleto viejo y lo sustituyen por otro nuevo y flamante cada cierto tiempo: podría decirse que se tunean. ¿Cómo lo hacen? Bien, cuando llega la hora de la muda la epidermis bajo el exosqueleto empieza a producir factores proenzimáticos (en cristiano, enzimas inactivas) que se distribuyen por la parte interior de la cutícula. Entonces la epidermis se desprende de la cutícula y comienza a formarse la parte más exterior de la cutícula nueva, llamada cuticulina. Tenemos ahora dos cutículas, la nueva formándose y la vieja todavía intacta sobre la nueva; es entonces cuando los factores proenzimáticos se convierten en las proteínas proteasa y quitinasa, las cuales atacan la cutícula vieja rompiéndola a partir de líneas de fragmentación predeterminadas; una vez está ya fuera del todo, el artrópodo se la suele zampar (las gallinas que entran por las que salen y lo comido por lo servido y etcétera) . El nuevo exosqueleto suele ser frágil, como hecho de papel  mojado, y tiene que estirarse y engrosarse un tiempo variable según el artrópodo en cuestión. A los pájaros y a los pececillos les gustan mucho los bichos en fase de muda, por lo que los artrópodos suelen cambiar de piel en lugares recoletos para evitar que los jodan vivos.
 
11. Las etapas de crecimiento entre mudas se llaman estadios. A medida que el artrópodo se hace viejo, la cantidad de tiempo que transcurre entre cada muda aumenta. Ciertos artrópodos, como los cangrejos, continúan mudando durante toda su vida; otros, como las arañas, detienen el crecimiento al alcanzar la madurez sexual. Las arañas son unas cachondas.

Estadios de crecimiento de Cyrtograpsus angulatus.
Hallado en este interesantísimo estudio (los cojones interesante).
Bueno, sí, es interesante.
 
 
Hasta aquí el aburrido viaje por el universo interior de los putos artrópodos cabrones. Les torturaremos con más chorradas sobre ellos en un próximo post.
 
 
 
 
 
 


viernes, 14 de febrero de 2014

MIERDA ESPECIAL DEL DÍA DE LOS ENAMORADOS: GENTE EXTRAÑA A LA PAR QUE ENCANTADORA QUE SE ENAMORA DE ENTIDADES QUE NO EXISTEN U OBJETOS INANIMADOS (Y QUE PUEDEN LLEGAR A CASARSE CON UNA ALMOHADA), PERO NO ES PARA HACER MOFA NI REÍRSE SARCÁSTICAMENTE, SINO UN SINCERO INTENTO POR MOSTRAR TODAS LAS FORMAS Y VARIEDADES EN LAS QUE PUEDE MANIFESTARSE ESE MARAVILLOSO SENTIMIENTO QUE ES EL AMOR.

El amor es un ángel, disfrazado de lujuria.
O eso cantaba Patti Smith.


¡Feliz día de San Valentín, amigos! En este blog somos muy conscientes de que el amor y el romanticismo son las fuerzas que, combinadas con las vibraciones de las supercuerdas en el espacio de once dimensiones, han conformado el universo tal y como lo conocemos hoy. Pecaríamos de hipócritas gafapastas si no confesáramos que, como todo el mundo, también tenemos nuestro corazón (en el sentido metafórico, no en el sentido de bomba hidráulica orgánica evolucionada a partir de los sacos linfáticos de los dipnoos devónicos que impulsa la sangre por el cuerpo) y que ese corazón desea, llora, sufre, siente intensamente, enloquece, se pierde y se encuentra, se hiela o se calienta, hace la declaración de la renta y los partes de accidente, y sí: se enamora. El amor es maravilloso, y al hijo de la gran puta que diga lo contrario se le prende fuego.

I Consejo Romántico: llevad a vuestra media naranja al cine.
¿Qué sería del cine sin las películas de amor?
Un erial desierto de emociones, eso sería
Por eso nos alegra compartir con uds. el entrañable aunque también es verdad que un poco triste (triste para nuestros ojos occidentales, de todas formas) caso de este señor:

Love is in the pillows
New York Times



El colega es japonés de Japón, se hace llamar Nisan, tiene diabetes, está medio calvo y mantiene una relación desde 2003 con una almohada abrazable, artilugio que en las islas del sol naciente llaman dakimakura. Pero no nos confundamos: no es que esté enamorado de la almohada en tanto almohada, sino del personaje que está xerografiado en la almohada: ella (o eso) se llama Nemu y coprotagoniza un videojuego para adultos clasificado X ambientado en una escuela titulado Da Capo. De modo que Nisan no es un mero fetichista, sino un hombre enamorado hasta las entrañas de un ser bidimensional ficticio impreso en una almohada, lo que es muy distinto. Y la almohada no es una almohada normal tampoco, es una almohada mucho más cálida, tierna y deformable que la más corriente almohada-barra-de-hierro-corrugado que abunda en las pensiones de provincias. Resulta que Nisan conoció a Nemu en una convención anime y a partir de ahí se desarrolló una historia de amor que en resumidas cuentas pasó por todas las etapas típicas: chico conoce una representación pixelada de chica menor de edad en un videojuego porno, chico se enamora de chica, chico hace que impriman una imagen de la chica en una dakimakura, chico presenta la dakimakura a sus padres, chico lleva la dakimakura a los karaokes y se hace fotografías junto con la dakimakura bajo los cerezos en flor, y finalmente, la guinda para tanto romanticismo: chico se hace famoso apareciendo en el New York Times abrazando tiernamente a su dakimakura. ¡Es tan, tan hermoso! Aunque lamentablemente Nisan no ha optado por culminar su historia de amor con una boda, como sí hizo un mozo surcoreano:
La familia de la novia no pudo asistir porque no tenía piernas.
Sankuku Complex
¿Qué más da que sea una almohada? ¿Y qué si Nemu es un personaje que no existe en la puerca realidad? ¿Y qué si la historia absurda del coreano que se casa con su almohada sea un casi seguro puto fake? Que sepamos, Nisan no ha hecho daño a nadie (aunque si cualquier día cogiera un hacha y la emprendiera a decapitar gente tampoco nos extrañaría) y es feliz. ¿Y qué hay más importante que la felicidad?
II Consejo Romántico: la música le habla al alma de vuestra media naranja.
Nada mejor que una tierna balada para derretir ese corazón reticente.
He aquí un buen ejemplo de música para enamorar




Y Nisan no está solo. Lo que en el mundillo otaku se llaman 2-D lovers no es que sean legión, pero haberlos haylos. De hecho, el líder del movimiento de amantes de los seres bidimensionales japonés y probablemente mundial, Toru Honda (no estoy seguro de que éste sea su nombre real, ya que Tohru Honda también es el nombre de otra adolescente con uniforme escolar de enormes pechos que protagoniza otra saga, en este caso de dibujos animados) ha escrito una docena de libros que son éxitos de ventas en Japón, y en todos ellos habla de las bondades del amor en dos dimensiones. Según él, el amor convencional en 3-D ha sido mercantilizado, degradado y vulgarizado de tal forma por la economía capitalista que ha acabado por extinguirse, como el pájaro dodo. Es el amor hacia los dibujos de niñas lo que demuestra que en el hombre japonés todavía existe esperanza para la pasión. ¿Tiene razón Honda? ¿Ha de ser encerrado Honda en un frenopático? ¿Es que en Japón beben zumo de naranja hasta arriba de LSD? Cuestiones sin respuesta que dejaremos al lector.
III Consejo Romántico: díselo a tu media naranja con flores.
Son una manera muy fina de aludir a la belleza de tu enamorado.
Además, son más baratas que un Bulgari.

De todas formas, hay muchos otros ejemplos repartidos por el mundo que nos dicen que el amor no tiene fronteras, ni le importa lo más mínimo lo que piensen los demás, y que no solamente es posible amar a otro ser humano. Así, una sueca se casó (no en la iglesia ni en el juzgado, sino en un lugar mucho más importante: el lugar donde moran los sentimientos sinceros) con el muro de Berlín, un peruano hizo lo mismo con un árbol, existen propietarios de vehículos de alta gama que caen enamorados de dichos vehículos, e incluso puede uno coquetear con sus productos Apple si es lo que le pide su corazón. Maldita sea, tales cosas nos reconcilian con la especie humana. Y ud, amable lector, no pierda la esperanza: aunque ese chico o chica de sus sueños no corresponda a sus anhelos, siempre puede empezar un romance con la fregona.
La pionera Eija-Riita Berliner Mauer, con su marido.
Los sucesores de esta mujer mantienen la página web
Objetùm-Sexuality Internationale,
donde entre cosas se nos ayuda en el difícil trance de explicar a nuestros familiares
que nos hemos enamorado de una pared o una noria.
Telegraph


Y ya es hora de despedirse, no sin antes dejarles una reflexión final: AMAD, MALDITOS, AMAD.


IV Consejo Romántico: si tenéis que beber de una copa, hacedlo
de la copa de vuestro compañero, con cuidado
de que no se os enreden los brazos y sin
tirar el contenido de la copa al regazo de vuestra media naranja, o
introducir fragmentos de cristal en su lengua.
Éste es el consejo más importante: ¡tenedlo siempre presente!
En la imagen, Lynn Margulis y Carl Sagan el día de su Simbiosis.



              (Post patrocinado por la Asociación de Funerarias y Cementerios Municipales)

miércoles, 12 de febrero de 2014

HOMENAJE A LOS ARTRÓPODOS, PRIMERA PARTE

- Un día vi dos escarabajos muy raros y tomé uno en cada mano y en ese momento vi un tercero. No pude resistir la tentación y me llevé uno a la boca para liberar una mano, pero en ese momento expulsó un líquido tan ácido que me vi forzado a escupirlo. Perdí así dos escarabajos.
CHARLES DARWIN, Autobiografía.
 

La mantis africana Miomantis caffra comiéndose una mosca:
¿no es encantador?

 
Es poco probable, querido lector, que en el transcurso de una reunión de antiguos alumnos o cena con los compadres o comida navideña o salida al cine con el novio/la novia  o charleta por el Whattsup con el grupo Coleguis de la Asociación de Amigos de la Petanca surja el tema de los artrópodos. Es normal, ya que en dichas ocasiones se suelen mencionar temas como la política, los espectáculos, la salud de los familiares y conocidos y el vital asunto de por qué ese compañero de trabajo es tan hijo de puta; pocas veces usted o sus relativos van a tener la necesidad de hablar sobre el grupo de animales más extenso, variado, asombroso y loco de la Tierra. Lo que es una pena. Pero en el improbable caso de que en el transcurso de tales eventos surja el tema de los artrópodos, aquí tienen un sencillo ABC para deleitar a sus amistades con conocimientos y curiosidades varias. Este es un blog amigo y estamos para ayudar. También va a ser un rollazo de cojones.
 
Repasemos lo esencial:
 
1. Los artrópodos son animales. Éste es un dato fundamental. No son ni plantas ni hongos ni bacterias ni notarios. Así lo quiso Dios. El nombre significa pata articulada, y es por eso que a los artrópodos también se les conoce como "los animales de patas articuladas". Deben este apelativo a sus peculiares apéndices para la locomoción, que parecen los de un transformer particularmente raro. También son invertebrados (no tienen huesos), y de tamaños que van desde lo pequeño hasta lo microscópico. Milpiés, langostas, escarabajos, abejas, arañas, hormigas, cangrejos, escorpiones, trilobites, libélulas, cacerolas de las Molucas: todos ellos son artrópodos. Como se pueden imaginar (solamente hay que pensar en el mogollón de hormigas que hay en un hormiguero) el número total de artrópodos en tanto individuos es incalculable. Por ahora se conocen formalmente (es decir, se les ha puesto nombre y apellidos en alguna publicación zoológica de carácter oficial) como un millón doscientas cincuenta mil especies de artrópodos. Pero se piensa que el número de real de especies al menos triplica esa cifra, y su contribución a la biomasa total del planeta va pareja a ese dato: las hormigas pesan mucho más que los tigres. Piénsenlo: en este mundo hay por lo menos dos y es posible que hasta tres veces más cantidad de artrópodos que de animales adscritos a cualquier otro grupo. Dios hizo artrópodos a cascoporro. Si hablamos de vertebrados, los artrópodos nos ganan por más de 100 a 1 en especies, y posiblemente por 1000 a 1 en individuos. Si medimos el éxito evolutivo por el grado de biodiversidad, los artrópodos nos ganan de calle. Por eso es por lo que no solemos medir el éxito evolutivo en base a la biodiversidad; preferimos hacerlo midiendo algo llamado inteligencia, que es lo único que nosotros tenemos y los artrópodos no.

Nos ganan por la mano.
Diversidad relativa de los diversos fila de multicelulares
(no se incluyen los distintos tipos de bacterias).
Fuente: aquí.
 
 
2. A la mayoría de nosotros los artrópodos nos resultan un poco asquerosos. O un mucho. Los vemos como diminutas máquinas vivientes de muchas patas que van por ahí reptando, saltando, bullendo, revoloteando y parasitando en una existencia repugnante y sin sentido. Son cosas que están muy alejadas de la bondad estética de un ciervo al atardecer, o de la gracilidad de un colibrí aleteando ante una flor, o de la cuquería de un gatito haciéndole carantoñas a un bebé. Maldita sea, comparemos un bebé con una cucaracha hozando en las pelusas que proliferan detrás del frigorífico: hay que estar muy enfermo o ser Guillermo del Toro para preferir a la cucaracha. Es por eso que a la gente le apena la muerte de un delfín sonriente o de un oso panda o incluso un aye-aye, pero le importa una mierda que las abejas se estén yendo al Infierno a marchas forzadas. Sin embargo, son seres tan insólitos como a su manera bellos, y conocerlos no nos va a hacer ningún daño. Al contrario: saber de su variedad, morfología, hábitos y hazañas adaptativas nos puede inculcar humildad y provocar asombro (que es una sensación cojonuda) en cantidades industriales. Y dado que muchos artrópodos suponen una molestia más o menos grave para nosotros (mosquitos que transmiten el dengue y plagas bíblicas de langostas por poner dos ejemplos), podemos al menos respetarlos (u odiarlos) como peligrosos enemigos. De todas formas, lo que pensemos de los artrópodos es irrelevante: a ellos se la suda lo que podamos decir o hacer; y cuando la raza humana se extinga, los artrópodos seguirán reptando, saltando, bullendo, revoloteando y parasitando como siempre han hecho.


Un estomatópodo, también conocido como "gamba-mantis"
(en este caso un ejemplar de Odontodactylus scyllarus).
Estos crustáceos son criaturas realmente alienígenas,
capaces de matar a distancia.
Más sobre los hábitos de caza de las gambas-mantis
y otros portentosos hechos acerca de ellas aquí.
 
 
3. Los expertos pensaron durante mucho tiempo que los artrópodos procedían de algún gusano anélido ancestral. Los anélidos son criaturas vermiformes cuyo rasgo distintivo es que tienen boca, y dado que los artrópodos también tienen boca, se pensó que un buen día un anélido desarrolló un caparazón y le salieron patas y voilà, ahí tenemos al primer artrópodo. Hoy en día eso ya no cuela, y se cree que los artrópodos tienen algún tipo de parentesco con los onicóforos. También llamados "gusanos aterciopelados" porque tienen forma de babosa y colores vistosos y son bastante etéreos para ser gusanos, los onicóforos poseen una serie de rasgos homólogos con los artrópodos. En primer lugar, cambian de piel (o cutícula) de forma periódica, un proceso que se denomina ecdisis. En segundo lugar, aunque tienen una cefalización débil - su cabeza no se distingue mucho del resto del cuerpo - y sus ojos son muy cutres, sus cerebros, a diferencia de los cerebros de los anélidos, tienen un tamaño bastante grande para ser criaturas que miden unos cuantos centímetros de largo, y en eso se parecen a los artrópodos. Y en tercer lugar, poseen un sistema respiratorio basado en tubos llamados tráqueas y agujeritos llamados espiráculos que se abren en la piel, como los artrópodos, y tienen un hemocele (que es propio de los sistemas circulatorios más "primitivos" ya que consta de un saco corporal lleno de sangre que se impulsa hacia los órganos gracias a una bomba que podría llamarse "corazón" si le echamos morro) también como los artrópodos. Y lo más importante es que los onicóforos tienen una especie de patitas gordezuelas para moverse por donde sea que se muevan (los sabihondos las llaman lobópodos) que casi casi parecen patas de verdad, y una suerte de apéndices en la cabeza (que yo sepa estas estructuras no tienen nombre) que casi casi parecen antenas. Dado que los artrópodos tienen patas y antenas, se piensa que tales estructuras en los onicóforos son sinapomorfías con los artrópodos, o en otras palabras menos jodidas, una novedad evolutiva que comparten onicóforos y artrópodos y que sitúa a los primeros como posibles ancestros de los segundos. De modo que es factible considerar a los supuestos onicóforos del primordial Precámbrico como posible origen del frondoso árbol de los artrópodos. Pero no es seguro. La evidencia fósil es escasa por decirlo con suavidad, y los estudios moleculares hasta el momento no han hecho más que arrojar confusión: algunos incluyen a los onicóforos dentro de los artrópodos, otros los sitúan entre los anélidos, y por lo visto existe por lo menos uno que afirma que los onicóforos no tienen nada que ver con los artrópodos y ha incluido a un tercer tipo de criaturas (los extrañísimos tardígrados) en el baile, y es todo un lío. Quedémonos con que los artrópodos y los onicóforos tienen algo que ver entre sí. Puede parecerles una tontería, pero hay amistades que se han roto y matrimonios que han fracasado debido a la Polémica del Origen de los Artrópodos. Poca broma.

Un cladograma no muy consensuado (visto aquí) que muestra la posible
relación evolutiva entre onicóforos, tardígrados y artrópodos. Los tres
filos están agrupados en el superfilo Ecdysozoa (los tres grupos
presentan ecdisis, o muda de la cutícula).

El gusano aterciopelado terrestre actual Eoperipatus totoro.
Fue descubierto en Vietnam en 2007, lo de
"totoro" se lo pusieron por una película japonesa de animación
titulada Mi vecino Totoro. Menudos cachondos.
Adviértase la cutícula, los lobópodos capaces de orientarse en
distintas direcciones y las pseudoantenas.
Encontrado en la Wikipedia, cómo no.




Este trozo de roca con algunas marcas borrosas es en realidad
un fósil del precámbrico sueco, llamado Xenusion auerswaldae.
Para algunas autoridades es poco menos que el eslabón perdido
entre onicóforos y artrópodos; para otros no está tan claro
y lo relacionan con la enigmática fauna ediacarana, que no tiene nada que ver.
Ése es el problema al interpretar marcas borrosas en piedras.
Si son animosos, más información aquí.




 
4. Si el origen de los artrópodos es objeto de debate, más todavía lo es cómo se relacionan los diversos tipos de artrópodos entre ellos. Vamos a surcar los agitadas y a la vez adormecedoras aguas de la taxonomía biológica, la ciencia que estudia las relaciones entre los organismos: ya perdonarán. Con respecto al tema que nos ocupa, el filo Arthropoda se divide tradicionalmente en cinco grandes grupos, o subfilos: Trilobitomorfa, Chelicerata, Crustacea, Miriapoda e Insecta (no es que me haya vuelto más redicho de lo normal, es que los nombres de los filos y subfilos se escriben en latín). Un vistazo somero a los cinco grupos:

 a) Los trilobites ("tres lóbulos") están todos muertos. Al igual que los dinosaurios y los tigres de dientes de sable, estas criaturas son un icono de la vida antigua, extinta y superada, lo que es injusto. Es posible que parecieran cochinillas de la humedad a la que alguien hubiera aplastado a martillazos y que su modo de vida, enfocado a arrastrarse por el lodo marino escarbando basura, no sea muy cool. Pero también son bellos y eficientes diseños del Creador (o del relojero cegato). Además, para ser animales tan antiguos sus ojos podían llegar a ser obras maestras de la ingeniería óptica.


Merostomata et trilobita, grabado de Ernst Heinrich Phillip Augustus Haeckel.
Haeckel dibujaba de puta madre, y sus grabados más hermosos fueron reproducidos
en el libro Kuntsformen der Natur, libro que es hoy pieza de coleccionista
(disponible aquí online).
En este grabado aparecen diversas especies peculiares de trilobites,
además de dos euriptéridos (centro superior y centro inferior).


b) Los quelicerados incluyen desde las arquetípicas cacerolas de las Molucas (fósiles vivientes) hasta las arañas viudas negras, pasando por los escorpiones y sus escalofriantes antepasados los euriptéridos o escorpiones de mar (a los que hay quien llama gigantostracos, etiqueta molona donde las haya). También hay otras criaturas queliceradas con nombres griegos que parecen insultos, y que no nos son tan conocidas, y que prosperan obscenamente en los rincones oscuros y sombríos del mundo, como los picnogónidos (que son  como arañas marinas blancuzcas de patas largas y finas y muy repelentes).

Una araña saltadora (género Salticidae) de Singapur.
Estas arañas (se conocen unas cuatro mil especies)
no fabrican telas sino que cazan al acecho,
auxiliadas por un sentido de la vista excepcionalmente eficaz.
No hay más contar los ojos.
Fotografía de Jimmy Kong.

c) Los crustáceos: aquí tenemos a los cangrejos, las langostas, las gambas (las comadrejas de la mar como las llamó un carcinólogo), los percebes, los copépodos, los pentastómidos, los tantulocáridos, los remípedos, los cefalocáridos... y en general cualquier bicho protegido con placas y provisto de largas antenas que pulule en el agua y tenga un nombre extraño. Los carcinólogos, por cierto, son los especialistas en crustáceos.



El cangrejo de los cocoteros, Birgus latro, es grande de cojones.
De hecho, es el artrópodo terrestre más pesado que se conoce
(¡unos cuatro kilos de rico cangrejo!).
 
 d) Entre los miriápodos más conocidos tenemos a los milpiés y los ciempiés, esas criaturas quitinosas alargadas de múltiples patas que hacen chillar a los familiares con menos temple si aparecen reptando en el pasillo de la casa del pueblo. También incluyen a los paurópodos y los sínfilos, seres mucho menos conocidos que parecen ciempiés pobretones.
 
 

Un colorido ejemplar de la familia Scolopendridae (ciempiés).
Mayormente pueden parecernos horrores articulados que hielan la sangre,
pero hay quien los adora y cría en terrarios especiales.
Todas las escolopendras son carnívoras y la mayoría venenosas para más inri.


e) Los insectos son los verdaderos amos de la Tierra, por mucho que el puto Barack Obama se dé aires. Por lo menos de la parte de Tierra que está sobre el mar. Un quinto de todos los animales terrestres son escarabajos: lo que significa que, si escoge a un animal al azar en cualquier parte del mundo que no sea un polígono industrial en Siberia, escogerá un escarabajo una de cada cinco veces. Se conocen un millón de especies de insectos, y cada vez que a un entomólogo le da por fumigar un árbol en el Amazonas y estudiar los bichejos que caen de las frondas aparecen tres o cuatro especies nuevas. Hay insectos que viven en escapes de petróleo; hay insectos que prosperan en aguas contaminadas con lluvia ácida; hay insectos diminutos que conforman una especie de plancton aéreo. Hay insectos-bombilla, insectos que lanzan chorros de ácido, insectos que se guían mediante la Vía Láctea, insectos que conocen los números primos, insectos que construyen rascacielos, insectos que guardan rebaños, insectos comunistas, insectos que crecen en el interior de otros insectos y al nacer los revientan, insectos que ven el mundo en el rango ultravioleta del espectro, insectos vampiros, insectos con penes retráctiles... La variedad de formas y los hábitos extraterrestres son casi infinitos en el universo de las criaturas de seis patas.
 
 

Las hormigas de la especie Camponotus saudersi poseen
escuadrones suicidas: ciertos miembros de la casta soldado
están repletos de ácidos corrosivos que pueden liberar
si la integridad de la reina se ve en peligro...
usando unos curiosos músculos que les permiten autodecapitarse.
Créanlo o no. Ésta es la fuente.

 

Acanthaspis petax es un escarabajo mirmecófago, es decir,
come hormigas. Pero no solamente se las come, sino
que deposita sobre su caparazón los exoesqueletos
para a) evitar la depredación y b) llenarse
con feromonas de hormiga y de ese modo
poder introducirse en los hormigueros sin
ser detectado. Cuento de terror hallado aquí.


 
5. Con respecto a las relaciones familiares entre todos estos organismos, se puede decir que hay dos grandes escuelas taxonómicas. Una es la del árbol TCC: esta tendencia se inclina a dividir a los artrópodos en dos ramas principales: la de los trilobites-quelicerados-crustáceos sería la más antigua, y la de los insectos-miriápodos la más moderna. Dice que los insectos y miriápodos son relativamente innovadores mientras que los TCC (una sigla formada por las primeras letras de los subfilos implicados) dominaron el mundo artrópodo durante la mayor parte de su historia. La segunda escuela taxonómica, y la que goza hoy de mayor aceptación, es la que incluye a insectos, miriápodos y crustáceos como grupos hermanos y los engloba en una división llamada formalmente Mandibulata. Los trilobites y los quelicerados formarían la división más antigua y precursora de los mandibulados. Todos los artrópodos mandibulados poseen eso mismo, mandíbulas, o complejos aparatos bucales compuestos de muchas partes móviles e interconectadas que vistas de cerca dan bastante yuyu. Más allá de esto, reina el caos: nadie sabe muy bien cuándo apareció cada grupo, qué grupo dio origen a qué otro y en realidad los congresos de sistemática de los artrópodos suelen acabar en hostias, una especie de versión zoológica de las trifulcas entre merengues y culés. Imagine al pobre artropólogo desvelado en la madrugada, preguntándose angustiado: ¿qué rasgos de los miriápodos harían que formaran un grupo monofilético?, o peor: ¿qué sinamoporfía comparten los quilópodos y los migalomorfos? El saber conlleva sufrimiento.
 
 
Si hablamos de la filogenia de los artrópodos que viven hoy,
éste árbol muestra la disposición más aceptada.
Hallado aquí.
 
 
Lamentablemente, la visita al mundo de los artrópodos todavía no ha terminado.
 
 

lunes, 10 de febrero de 2014

GATOS QUE PARECEN LOBOS: ¿ES EL FIN DEL MUNDO? SÍ

La raza humana está condenada. Hay muchos signos de que se acerca el Ragnarök, la batalla final entre los Æsir y los jotuns que no solamente destruirá a los hombres y a los dioses sino que conllevará la aniquilación del universo conocido. Hemos tenido lluvias de sangre, astros proféticos, nacimientos monstruosos, niños que hablaban en lenguas muertas, Angela Merkel, etcétera. Quien tenga ojos para ver que lo vea: más claro no puede estar. Una pena, pero como dicen en mi pueblo: que nos quiten lo bailao.

Uno de los signos más claros de todo esto es la aparición de los lykoicats en 2010. Lykoi es el término griego para "lobo",  cat es gato en inglés, por lo que los lycoicats son gatos-lobo, y no hay mucho más que decir. Todo lo que quieran saber sobre esta abominación pueden encontrarlo en el escalofriante blog oficial de los criadores originales de los lykoicats. En dicha página hay infinidad de fotos de gatos-lobo en todo tipo de posturas y gestualizaciones (¡incluso hay fotos de gatos subidos a sillones en miniatura!, como si fueran Emmanuelle o algo así): desde la pantalla del portátil los ojos amarillos y perturbadores de esas criaturas anti natura, relucientes como doblones diabólicos, parecen traspasar nuestra alma y convertirla en cenizas... Es el Horror.


Nopenopenopenopenope


La página principal comienza indicando que ¡LOS RUMORES ERAN CIERTOS!, en una clara alusión a las cuartetas de Nostradamus acerca de la conflagración universal. Y sigue una pequeña introducción donde la autora del blog nos habla de estos curiosos diablillos, indicando el significado del nombre, parloteando sobre el aspecto general de estos gremlins y acerca de la naturaleza de su nauseabundo pelaje (son medio calvos), para terminar admitiendo que estos gatos nos han hechizado. No es de extrañar: únicamente una influencia maligna sobrenatural puede explicar que se derrame tanta baba al hablar sobre tales aberraciones mamíferas, seres que harían salir por patas, lanzando alaridos de pánico, a cualquier persona con dos dedos de frente. A partir de aquí la cosa se hace cada vez más insoportable, y les recomiendo que no sigan leyendo las infames brujerías que contiene el blog a no ser que tengan estómagos de hierro y su mente esté inmunizada contra los manejos más sutiles de Belcebú.

¿El doctor No?
Acabo de cargármelo, era un blando.


El apartado más ilustrativo es el correspondiente a la INFORMACIÓN SOBRE LA RAZA. Bajo este epígrafe de claras connotaciones nazis se nos expone el surgimiento de los gatos-lobo a partir de una mutación del gen "Devon/Sphinx" en una gatita de pelo corto, sea lo que sea eso. Luego cuenta una historia lacrimógena que puede resumirse así: "los gatitos nos parecieron muy cuquis y eran como lobitos monísimos así que decidimos hacerles un trillón de fotos y luego pensamos en ponerle un nombre a la nueva raza, mi marido quería ponerle gatos-oposums, pero no, era un nombre muy feo, y estuvimos dándole vueltas a la cabeza hasta que a nuestra amiga Patti se le ocurrió llamarlos lycoicats, porque lycoi significa "lobo" en griego, ¡gracias Patti!". Es decir, ante lo que era sin género de duda el nacimiento de una caterva de peludos heraldos maullantes del Apocalipsis los dueños, en vez echar mano al lanzallamas o ponerse en contacto con el Vaticano, cayeron presas en  la fascinación por el Mal. Se convirtieron en sectarios del culto al gato-lobo: en gatolóbicos satánico-bafometianos. ¡Que Dios se apiade de sus pobres almas!


Desde esta mi atalaya contemplaré vuestra extinción, risibles humanos


En este apartado también podemos leer una terrorífica descripción del aspecto de las criaturas. Más allá de indagar en el significado oculto de su grotesco parecido físico con los integrantes de la especie Canis lupus, y en lugar de ofrecer indicaciones precisas sobre a qué deidad hay que rezar y qué rituales de purificación emprender con el fin de evitar que esta raza diabólica conquiste y arrase el mundo, la autora se dedica a enunciar extasiada las habilidades de los gatos-lobo para confundir a las gentes con su satánica cuquería. Por ejemplo, los gatos-lobo "son pequeños [...], pero no se engañe: ¡estos chicos tienen una gran personalidad!". O: "Ellos tienden a utilizar sus patas tanto como las manos y con frecuencia parecen estar "orando" con sus manos juntas ( y les encanta dar abrazos)". O: "¡Estos chicos son muy juguetones y adoran los juguetes de todo tipo...pero siempre están atentos para ver dónde están "sus" seres humanos (también conocidos como esclavos)!". O incluso: "[...] son muy tranquilos... ¡parecen usar sus ojos color oro para llevar la mayor parte de la conversación!".


¡He aquí a Fafnir, hijo del dios Loki y la giganta Angboda!
¡Le encantan las sardinas y jugar con madejas de hilo!
¡¡¡¡TEMBLAD!!!!


Es terrible,  pero la misma administradora del blog confiesa, consciente o inconscientemente y entre abundantes signos de exclamación que presagian la locura y el caos, el peligro que los gatos-lobo suponen para la Humanidad: a) tienen personalidad, esto es, albergan una inteligencia no-humana de carácter maquiavélico, b) parodian la liturgia y se mofan de los ministros del Señor, como la poseída de El exorcista, c) consideran que las personas son esclavas de sus malignos designios, y no sus dueñas; y d) poseen la capacidad diabólica de comunicarse por medio de los ojos, probablemente emitiendo ondas telepáticas en forma de órdenes y consignas simples del tipo "Ahora invocaremos juntos a Yog-Sothoth" o "Alcánzame el agua bendita para que me pueda mear en ella". Y lo peor de todo: dan abrazos. Cuando un gato da abrazos es que algo se ha torcido en los mismos fundamentos del universo y la ley de la causalidad.

Para terminar, un vídeo que muestra a un gato-lobo recibiendo instrucciones desde la hundida R'lyeh. La persona que grabó este impactante documento anda en paradero desconocido (posiblemente en el Séptimo Círculo de la Condenación):



¡Espectros gatunos parecidos a lobos que anuncian la llegada del Anticristo! ¡Huid a las colinas! ¡Huid por vuestras vidas!

No es preciso seguir: ahora decidan ustedes de qué lado están, si en la senda de los buenos o a favor de las huestes felinas del Averno. Les deseo suerte y ojalá nos veamos en la orilla plutoniana de la noche.


domingo, 9 de febrero de 2014

EL PRINCIPIO ANTRÓPICO, ESE PRINCIPIO QUE CHANA

A los ateos pensar en el Principio Antrópico se les atraganta. Esto es así. ¿Por qué? ¿No saben qué es el PA? ¿Es importante para algo? ¿Sirve para ligar? ¿Han hecho un videojuego sobre él? ¿Te crees que nos importa, pesado de los cojones?
 
El PA sostiene lo siguiente: dado que nosotros, humanos, habitamos este universo, entonces el universo es adecuado para que habitemos en él. Esta modalidad de PA se conoce como PA débil, ya que se limita a decir algo que suena vagamente circular, pero se puede enunciar con más prosopopeya: si consideramos las múltiples y en apariencia contingentes constantes físicas que permiten la habitabilidad humana del universo, entonces este universo parece estar claramente encaminado a tenernos dentro de él (esto ya es el PA fuerte). Más prosopopeya: si dichas constantes/leyes físicas que gobiernan las interacciones en el universo cambiaran, aunque fuera solamente un poquito, una cosita de nada, nosotros (y en general, las formas de vida en su conjunto) no existiríamos. Y como es evidente que existimos, entonces etcétera, etcétera.
 
Bueno, ocurre que muchos de nosotros nos apoyamos en el PA para sostener nuestra creencia en Dios o en algún dios o peña de dioses. Pensamos que el universo está "finamente ajustado" para permitir la existencia de las formas de vida, especialmente la forma de vida llamada Homo sapiens sapiens. Pensadlo: si Me (la masa del electrón), Mu (la masa del quark up), Md (la masa del quark down), G (la constante de gravitación universal, de la que se derivan otras muchas constantes físicas) o h (la constante de Plank, que determina las órbitas de los electrones y es la base de toda la química, y por lo tanto la base de toda la biología) y otro pequeño puñado de constantes fundamentales fueran pongamos un cinco por ciento más altas o más bajas, entonces todo el tinglado se vendría abajo. No se formarían estrellas que no formarían elementos químicos que no se agruparían en nubes de polvo que no se agregarían formando planetoides que no se darían de hostias entre sí hasta formar planetas que no podrían desarrollar ácidos nucleicos autorreplicantes en sus mares que no podrían originar células que no podrían permitir el surgimiento de organismos multicelulares complejos que no se pondrían un gorro blanco y se llamarían a sí mismos chefs. Esos números no son arbitrarios, son necesarios para la receta del universo. Podemos imaginar al Gran Diseñador de Universos en su taller, ajustando con gentiles gestos cada una de las constantes fundamentales (en la mesa de mezclas cósmicas fuera del espacio y el tiempo) para asegurarse de que, pasados unos pocos miles de millones de años, las entidades basadas en el carbono más cojonudas  (nosotros) aparezcamos sobre la faz de la Tierra. Y nosotros, las maravilladas cosas orgánicas, con columna vertebral, bípedas y dioicas, sostenemos alegres creencias, levantamos bellas construcciones y realizamos grandes sacrificios y nos damos cabezazos contra el suelo para decirle al Creador:
 
¡MUCHAS GRACIAS, COLEGA!


¡DE NADA, TRONCO!
 
 

Pero entonces aparece el típico ateo rabioso que dice que de eso nada, hostias. Ya los conocemos: son gente triste que hace lo que puede para fastidiar nuestra felicidad inefable, y justifican su desencanto vital y amargura ontológica con chorradas sacadas de algún libraco de Richard Dawkins o Christopher Hitchens. Cuando oyen hablar del PA en una cena, por ejemplo, es posible que empiecen a echar espumarajos por la boca y a agitar un cuchillo en el aire, y entonces es preciso calmarlos con nuestra bondad. Dejemos que se expresen. ¿Acaso Dios no nos hizo libres?


Richard Dawkins, el Comecuras Egoísta.
No fiarse: parece que se ríe pero en cuanto os descuidéis
os muerde
 
 
¿Por qué los ateos se cagan en el PA?
 
En primer lugar, dicen, suponer que un cambio insignificante en una constante física abortaría el surgimiento y mantenimiento del universo es simplista. Se ha calculado, según ellos, que si las constantes físicas de los cojones cambiaran en una serie de factores y combinaciones todavía podrían dar lugar a universos factibles (por universo factible se quiere decir aquel que permite la formación de estrellas). Y en segundo lugar, afirman, todavía no sabemos exactamente lo que es la "vida" y no estamos seguros de en cuántas modalidades físicas puede hablarse de "vida". Podría existir vida en forma de grandes nubes difusas de gases viajando entre las galaxias, ¿por qué no? De hecho, ciertos cambios en Me o G harían muy posible un universo pletórico de silicobiodes en vez de carbonoides. (Tócate los huevos).

Hipotéticas formas de vida basadas en el silicio.
¿Qué cojones tienen en la puta cabeza?
Imagen encontrada aquí.
 
 
Pero los ateos recalcitrantes no se quedan ahí. Dicen: ¿de modo que este universo, tan bondadoso y finamente ajustado, es favorable a la vida tal y como lo conocemos? ¿Seguro? ¿Seguro-seguro? Si es así, entonces considerad esto, dicen con petulancia:
 
1. Los seres humanos, lo más especial de un universo especial, no podemos vivir sin ayuda mecánica y/o tecnológica en el 99.6 % de nuestro propio planeta. No podemos respirar bajo el agua, no podemos respirar a ocho mil metros por encima de la superficie, y no podemos vivir  a dos kilómetros bajo ella porque nos asaríamos. Es decir, solamente el 0.4 % de la hogareña Gaia es adecuado a priori para soportar la vida humana.
 
2. En ese 0.4 % de paraíso hay serpientes que nos envenenan, cocodrilos marinos que se nos almuerzan, medusas que nos pican, microbios, hongos, protozoos, virus y proteínas mal plegadas que nos causan enfermedades y sufrimiento. Vivimos en un paraíso azotado por terremotos, volcanes, ciclones, tornados, vórtices polares, tsunamis y avalanchas de barro que matan a la gente. Vivimos en un paraíso donde las propias células de nuestros cuerpos deciden a veces proliferar a lo loco e intentan matarnos arrasando nuestros propios tejidos y arruinando nuestros propios órganos. Vivimos en un paraíso que no es ajeno a las visitas de cometas errantes, asteroides genocidas y otros alegres asesinos del espacio exterior. ¡Vivimos en un paraíso que ha contemplado no una sino varias extinciones en masa!

3. ¿Y el Sistema Solar? ¿Está el Sistema Solar "finamente ajustado" para permitir nuestra existencia? Si salimos de la atmósfera terrestre sin un traje de astronauta, el vacío absoluto y/o la radiación solar acaban con nosotros en un decir Jesús. ¿Y qué pasa con los mundos del sistema? Caray, en Mercurio nos freiríamos, en Plutón nos convertiríamos en cubitos de hielo... y en Venus resultaríamos aplastados por la presión a la vez que asados al microondas mientras nos cae encima una lluvia hecha de ácido sulfúrico. No existe ningún lugar en las cercanías de nuestro hogar donde nosotros y nuestros gatos podamos estar a nuestras anchas.


Jopetas, miren lo que pasa si no se ponen escafandra en Marte


4. ¿Y el resto del universo? Incluso si somos generosos -dice el ateo con su asquerosa retórica- y suponemos que el Gran Diseñador ha colocado un planeta favorable a la vida en cada una de las estrellas que posiblemente existan en cada una de las galaxias que zumban por ahí, y esto es ser increíblemente generoso, incluso entonces resulta que solamente el 0.00000000000000000000000000000000073 % del Universo observable hoy es realmente apto para mantener a salvo nuestros culos. Y el resto (da pereza escribir tantos números) no. Nyet. Nanay. Esto es lo mismo, dicen los ateillos, que si tras examinar seis millones de kilómetros cuadrados de arena y encontrar en ellos una sola molécula agua, afirmamos que la arena ha sido creada para contener agua; que ha sido finamente ajustada para albergar agua. Si el universo ha surgido para que nosotros pudiéramos habitarlo, ¿no podría ser un poco más habitable? Un poquito nada más.

5. Y para terminar consideremos el despilfarro de materia, dicen,  el poco eficiente empleo de los elementos químicos que posibilita la vida humana. La vida humana es posible gracias al carbono, más que nada porque este elemento es capaz de formar enlaces consigo mismo y otros elementos y construir moléculas grandes, largas y complejas. De hecho, para eso el carbono es perfecto, ni hecho adrede. Un gran invento del Sublime Inventor, sin duda. Pero resulta que el Universo contiene muy poco carbono: más o menos el 0.0007 % del mismo alberga átomos de carbono. Casi todo es hidrógeno (aburrido) y helio (un poco menos aburrido). Esto significa que millones y millones de hornos nucleares estelares han tenido que arder durante millones y millones de años para conseguir cocer los átomos de carbono suficientes para hacer una puta salamandra. Ya no digamos para fabricar seis mil millones de seres humanos dicharacheros. Y todo esto en un ambiente bastante chungo donde los agujeros negros supermasivos, las novas y las galaxias caníbales campan por sus respetos sin que les importe una mierda la "vida".


¡EL TRAGA-BOLAS CÓSMICO!


Ya lo veis, dice el ateo: si pensamos que este es el mejor, el más finamente ajustado universo posible, ¿no podría ser mejor todavía? ¿No podrían las constantes físicas estirarse un poco para permitirnos viajar de planeta en planeta en bicicleta? ¿La Luna no podría ser de queso cheddar? Y los asteroides, ¿no podrían estar hechos de pan integral? Y el cáncer, ¿no debería existir únicamente en las novelas de terror?

Y aquí termina la arenga atea. No se conforman, en su soberbia sacrílega. Mis disculpas por hacerles perder el tiempo, hermanos, y perdónenlos porque no tienen ni puta idea.

Ay, ateos: capullines de poca fe. Los caminos del Señor son inescrutables. Dejad de ser tan tiquismiquis y alabad con nosotros el maravilloso Principio Antrópico. Buenas noches, in šāʾ Allāh.