jueves, 9 de mayo de 2013

BOLAJI BADEJO: UN TÍO GRANDE

¿Pues quién es Bolaji Badejo? Ah amiguitos, se trata ni más ni menos que del colega que está detrás (o debajo, o dentro, o como sea) del protagonista absoluto (con permiso de la teniente Ripley) de esa película mítica que es Alien, el octavo pasajero (Ridley Scott, 1979): ¡el xenomorfo cabrón!
 
El mejor disfraz de Halloween de todos los tiempos
 
Este hombre era, a mediados de 1978, un estudiante de arte dramático que había dejado a sus padres en Nigeria y se ganaba la vida como camarero en un bar de Londres. Scott y otros miembros del equipo de producción de la película solían recalar ahí después de sus reuniones; a esas alturas el director ya tenía en su mente bien claro el concepto del alienígena y su nauseabundo ciclo vital. Una entidad enorme y de movimientos sinuosos, con ciertos rasgos humanoides pero mezclados con influencias de otros seres, como la cola terminada en daga propia de un lagarto y la cabeza con forma de... bueno, con forma de pene o algo así. El diseño de la criatura había pasado por varias fases y fue un parto traumático, ya que su creador, el extraño artista suizo H. R. Giger, no era precisamente un buen compañero de rodaje (estaba como una cabra). En fin, el caso es que una noche Badejo les sirvió una copa y he aquí que a Scott, que estaba desesperado, se le iluminaron los ojos. La familia de Badejo pertenece a la tribu masái, cuyos integrantes son célebres no sólo por beber sangre y bailar dando brincos, sino por ser casi todos excepcionalmente altos. Y Bolaji superaba holgadamente los dos metros de estatura...
 
Así que podemos imaginarnos el diálogo: "Aquí tiene la copa". "Gracias. Por cierto, ¿estarías interesado en trabajar en el cine, como actor?". "Hombre, estudio arte dramático así que cómo no. ¿En qué papel está pensando?" "Ah, pues en el de un extraterrestre de dos metros de alto con una segunda lengua y que tiene baba corrosiva". Madre mía, ¿quién podría rechazar semejante oferta?
 
 
Badejo pensando en sus cosas


 
A partir de ahí comenzó un verdadero via crucis para nuestro héroe (Badejo no ha vuelto a intervenir en ninguna otra película). Los trajes pergeñados por Giger (había tres, así como un modelo completamente mecánico construido por Carlo Rimbaldi, el padre intelectual de ese zurullo con ojos que es E.T.) pesaban un quintal. A eso hemos de añadir la cola, de complicado manejo, y el hecho de que la cabeza estaba llena de tubos que transportaban un líquido que debía simular el ácido molecular que babeaba el inmundo ser cuando veía a algún humano apetecible. El pobre actor nigeriano no veía un pijo con esta cabeza puesta. Era tan agobiante todo que sólo podía filmar durante unos veinte minutos, ya que si pasaba más tiempo con el traje de xenomorfo puesto corría el riesgo de desmayarse debido a la deshidratación. Pero lo peor fue sin duda que tuvo que trabajar siguiendo las locas indicaciones de Giger, el cual tenía una filosofía completa sobre los hábitos y comportamiento del alien. Para dejarlo contento, Badejo tuvo que aprender tai chi, porque según Giger la cosa del espacio "se mueve como si danzara, es letal y hermoso al mismo tiempo". Viendo la película no se aprecia que el monstruo sea un bailarín precisamente, pero Giger es así.
 
 
Badejo y Giger


 
Fue penoso para el paciente Badejo, pero nunca podemos agradecerle lo bastante el que haya dado vida al prota de una de las versiones más enajenadas de La bella y la bestia jamás rodada. Y a propósito, en 2012 salieron a la luz algunos fragmentos de la pruebas de pantalla que se hicieron con Badejo y su disfraz. El caso es que ponen los pelos de punta, y al mismo tiempo emocionan hasta las lágrimas... Badejo, eres un tío grande.
 
 
 
 
 
 
 
 

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