miércoles, 8 de mayo de 2013

¡EL NUEVO CORONAVIRUS YA ESTÁ AQUÍ!

Muchachos, muchachas, ya es oficial: el Instituto Pasteur ha confirmado que Francia alberga a una víctima del coronavirus nCov. Y dirán, ¿qué carajos es un coronavirus? ¿Qué es nCov? ¿Vamos a morir todos infectados con alguna mierda respiratoria apocalíptica? ¿He de encerrarme en casa con una escopeta de perdigones para defenderme de la horda de zombis? ¿Cuándo debemos saquear la tienda de lavadoras más cercana?


A mí no me miren
 
Vayamos por partes. Los coronavirus son unos cabroncetes hechos de ARN especializados en vivir y multiplicarse en los pulmones de mamíferos y también pajarillos, donde bloquean la actividad de ciertas enzimas y se reproducen vilmente causando varios tipos de trastornos. El nombre les viene porque vistos a través de un microscopio electrónico presentan una membrana con picos que con un poco de imaginación (o mucha) parecen una corona o halo. El miembro más peligroso de la familia hasta ahora era el que causaba el SARS (o Síndrome Agudo Respiratorio Severo), una enfermedad respiratoria muy grave que provocaba el deceso de entre el doce y el dieciocho por ciento de los pacientes, y que estalló en China en 2003 para luego propagarse por todo el mundo (bueno, por una treintena de países en realidad) cual caballo desbocado. Por eso también se conoce rumbosamente como neumonía asiática. Todo esto parece terrible hasta que lo situamos en perspectiva: en términos mundiales el SARS infectó positivamente (esto es, hay pruebas de laboratorio que confirman el hecho de la infección) a unas 8000 personas y acabó con la vida de unas 750. La tasa de mortalidad de la muy corriente gripe estacional se ha estimado en más de mil fallecimientos/año solamente en España. La diferencia es tan grande y el tratamiento de la epidemia de SARS ha sido tan alarmista en los medios que ya hay quien dice que todo el tema es un ejemplo más de los aviesos tejemanejes de las todopoderosas compañías farmaceúticas, críticas que proceden por lo general del ala dura de los chiflados new age de la vida sanota. Pero también por gente en principio más seria, claro, porque humanos somos y no estar de acuerdo está en nuestra naturaleza.


El amor en tiempos del SARS.
Fuente: koreanmedicine
 
Lo cierto es que hay unos cuantos misterios sobre la emergencia del SARS en un mundo inocente. La teoría más aceptada es la complicada historia de que el virus es una enfermedad propia de los murciélagos chinos que de alguna forma cruzó la barrera de las especies y acabó haciendo pupa a los propios chinos. De esta forma el monstruito sería un buen ejemplo de las nuevas enfermedades emergentes con las que el cine y las noveluchas nos intentan horrorizar a cada rato.  Pero hay ciertos datos que apuntan a la tesis conspiranoica de que el SARS es en realidad un arma biológica desarrollada por los militares de la China que se escapó a su control. Si quieren saber lo que pienso, me inclino por la hipótesis de los murciélagos, pero quién sabe, oiga.

Pues me noto así como con ronquera
 
Pero el nCov (que significa simplemente "nuevo coronavirus"), aunque genética y estructuralmente se parece mucho al virus causante del SARS, no es igual. Su mecanismo de infección es un poco diferente y su tasa de mortalidad bastante más elevada que el antiguo coronavirus. Parece que los primeros casos fueron reportados en Arabia Saudita a finales de 2012, y no se conoce ni su origen ni está claro cómo se transmite de persona a persona, aunque parece claro que la tasa de contagio es muy baja. De momento, aparte del caso francés, tenemos nCov en Oriente Medio y el Reino Unido, y nadie ni puta idea de cómo va a evolucionar el tema. Por lo que la OMS recomienda, por el momento, lo de siempre: seguir estudiando el nuevo bicho, realizar un seguimiento de su propagación y esforzarse por curar a los afectados o paliar en lo posible sus sufrimientos... cosa que podéis comprobar, si os ponen estas cosas, en las actualizaciones que la organización cuelga periódicamente en su página de Respuesta Global. Una página que no es que se renueve muy a menudo, ya que a estas alturas su última entrada es de febrero de 2013.


nCov visto a través de un microscopio electrónico.
Fuente: CDC


En resumidas cuentas: ¿hemos de hacer testamento o no? Pues la verdad es que, visto lo visto, diría que no. Ahora mismo es mucho más probable partirse el cuello yendo al INEM que pillar esta mierda, de modo que riamos y bebamos, hermanos, que la vida es corta y la alegría escasa.

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