sábado, 11 de mayo de 2013

UNO DE LOS EXOPLANETAS MÁS ESTRAFALARIOS DEL UNIVERSO (CONOCIDO)

El cosmos ahí fuera es un sitio muy raro. Hasta hace muy poco tiempo, no sabíamos si había otros planetas y sistemas solares aparte del nuestro. Quiero decir que los astrónomos lo sospechaban, de hecho en su fuero interno estaban seguros de ello, pero como nunca habían detectado ningún planeta o cosa parecida, no se atrevían a decirlo en voz alta. Son así de tímidos. Pero en 1995 se confirmó la existencia de un planeta orbitando la estrella 51 Pegasi, y a partir de ahí se han ido sumando a la lista unos ochocientos exoplanetas más. De hecho, el total a día de hoy es de 838 planetas extraterrestres confirmados. Y prácticamente cada mes se descubre uno nuevo. Es un no parar.
 
Y lo mejor de todo es que algunos de esos planetas no son como nos esperaríamos que fuera un planeta. Aunque la mayoría son gigantes de gas como Júpiter (y por ello más fáciles de detectar) otros son auténticos perros verdes del cosmos, tan extraños que los expertos se quedan turulatos cuando hablan de ellos. Y uno de lo más extraños es el llamado Gliese 436 b.

Gliese 436 b
Fuente: All Science
 
Primero, el nombre. Por si no lo sabíais, poner nombre a un exoplaneta no tiene nada de especial. En lugar de bautizar a los nuevos mundos con apelativos excitantes como Hoth o Mongo, los astrónomos utlizan el nombre de la estrella que orbitan y luego añaden una letra; cuanto más próximo esté el planeta a su estrella más cerca de la "a" está su letra (la "a" no se utiliza). En nuestro caso, pues, tenemos el planeta más cercano a  Gliese 436. La estrella está en la constelación del León, exactamente a unos 33.1 años luz de nuestro Sol. Bastante cerquita en términos astronómicos. Lo primero que nos resulta chocante, sin embargo, es que Gliese 436 no es una estrella como el Sol, sino una enana roja: tiene como la mitad del diámetro solar y sí, es de color rojo. También es más fría que el Sol: aunque  las enanas rojas tienen temperaturas superficiales de unos 4000 grados Kelvin, lo que no es moco de pavo. Parece una cosa rara, pero lo cierto es que las enanas rojas son el tipo de estrella más abundante de la creación.
 
En segundo lugar, la detección. Gliese 436 b se descubrió en 2007 no por observación directa (está demasiado lejos para eso), sino porque al analizar la luz emitida por la estrella se observó que había pequeños cambios de intensidad que sólo se podían explicar porque un cuerpo planetario pasaba por delante de la estrella siguiendo una órbita. Lo cojonudo es que estos cambios en la intensidad nos dan la velocidad a la que orbita el cuerpo, y los dos conjuntos de datos arrojan información sobre la composición de la atmósfera y la estructura interna del planeta; por lo que sabemos más de Gliese 436 b que de otros exoplenetas más cercanos a la Tierra.
 
Pero a partir de ahí nada encaja. Gliese 436 b es un planeta enorme, más o menos del tamaño de Neptuno, y esto es raro si lo comparamos con nuestro Sistema Solar, donde el diminuto Mercurio ocupa el primer puesto en la corte del Sol. Y dado que está como una trece veces más cerca de su estrella que Mercurio del Sol, orbita muy deprisa: el año de Gliese 436 b dura dos días y 15.5 horas, amigos.
 
Está muy cerca de su estrella: por eso es desconcertante, como poco, que el mundo esté compuesto en su mayor parte de hielo. De hecho, los datos indican que Gliese 436 b tiene un pequeño núcleo sólido, como Neptuno y los otros planetas gigantes de gas de nuestro Sistema Solar, y que el resto es hidrógeno y oxígeno en forma de lo que en todas partes se conoce como agua. Pero es un mundo tan masivo que en lugar de dejar escapar ese agua la comprime por mor de su gravedad en un extraño sólido conocido como agua metálica o hielo VII. De hecho, se llama "hielo" porque es una forma sólida del agua, pero no tiene comparación con los cubitos de hielo que usamos para enfriar nuestros cubatas. De hecho, si usaras hielo X para beberte un gin tonic lo más probable es que te quedaras sin labios. El resto del planeta es una delgada envoltura gaseosa de hidrógeno y helio que forma un efecto invernadero, lo que provoca que el hielo que está debajo arda. Imagina un cubito de hielo de hielo ardiendo. Lo cierto es que si no se hubiera descubierto Gliese 436 b a nadie se le hubiera ocurrido una cosa así ni borracho. La naturaleza siempre va mil pasos por delante de lo que podemos llegar a imaginar. Cosa que da un poco de miedo.

Interior del planeta
Fuente: wikipedia
 
Pero, ¿de dónde viene este hielo? Ahora viene lo más extraño de todo: los astrónomos creen que Gliese 436 b es un planeta migrante, es decir, un mundo que se dio un paseo por el sistema de Gliese 436 desde una posición muy alejada de la estrella hasta el lugar que ocupa actualmente (bueno, el lugar que ocupaba hace 33 años). Ya, ¿es posible semejante cosa? Bueno, no sólo es posible sino probable en un sistema en el que aparte de la enana roja hay muchas otras estrellas, todas apretadas en una pequeña porción del espacio (pequeña en las escalas gigantescas que se manejan aquí, claro). De vez en cuando una estrella foránea pasa muy cerca del sistema y provoca perturbaciones gravitatorias que hacen que los planetas dancen. Velikovsky propuso una cosa así en los años sesenta para explicar la Biblia y todos se rieron, pero fíjense: todo vuelve. Lo malo de esta explicación es que Gliese 436 b apenas tiene metano, cuando debería estar hasta arriba de metano como cualquier gigante de gas conocido. Nadie sabe por qué, aunque quizá lo expulsara durante su viaje por el sistema.
 
Resumiendo: un infierno de hielo ardiente. Eso es Gliese 436 b. A saber qué otras desconcertantes maravillas nos esperan ahí fuera.

2 comentarios:

  1. Vaya, no tenía ni zorra de la existencia del tal Gliese 436 b. Lo del "hielo VII" no me ha dejado sin labios, pero sí sin palabras. Sólo una pregunta: dices que la extraña forma que adopta allí el agua se debe al efecto de la gravedad. ¿De qué gravedad estaríamos hablando? ¿A cuántas "gravedades" terrestres, por así decir, equivaldría la de ese planeta?

    Por cierto, ¿este exoplaneta no tenía por ahí algún compañero de condiciones análogas a la tierra y con aptitud para alberga vida, sólo que 6 ó 7 veces más grande? ¿Qué sabes sobre él? ¿Qué posibilidades ves de alcanzarlo algún día, si mi pregunta no te parece una gilipollez? En fin, cuántos enigmas esconde el espacio sideral.

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    1. Carambolas Alberto, como si tuviera alguna idea aparte de lo que copipasteo en el espacio N-plagiador. á) Por lo que sé, la gravedad de un planeta como éste es muy superior a la terrestre, digamos cincuenta veces más. b) Para que exista una forma del agua como el hielo VII se necesita una densidad y presión como las reseñadas, pero también unas temperaturas altísimas. En resumen, el hielo VII es el tipo de agua que encontraríamos en un planeta de gas que orbitara muy cerca de la estrella mamá habiendo sido arrastrado a esa posición desde la zona helada del sistema.

      Creo que hay unos mundos llamados "Supertierras" que responden a tu requerimiento de espacio y condiciones pseudo terrícolas. Y de largo. En la nunca suficientemente ponderada Wikipedia hablan de un mundo alienígeno llamado Gliese 581 c (mira, otro puto Gliese), échale un vistazo.

      Sobre la cuestión de si seremos capaces algún día, como raza de simios erectos, de alcanzar éste u otros lugares del cosmos aptos para que volvamos a cagarla, diría que en principio sí. Incluso ahora, si todos los países del mundo hicieran causa común y destinaran el 98 % de su PIB dejando morir de hambre a la mayoría de su población, podría construirse una nave generacional impulsada por a) vela solar b) estatocolector c) bombas nucleares o incluso c)sentidas oraciones elevadas a San Carl Sagan. Con eso podríamos plantarnos en un mundo nuevo en cien o doscientas generaciones o las que hagan falta. A no ser que se descubra una manera de viajar faster than light o usando agujeros de gusano (entidades meramente teóricas a día de hoy), cosas raras en la onda de "Battlestar Galactica"...

      Duerma un poco, señor mío :-)

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